Los veterinarios europeos de la FVE piden que se actualice la formación en comportamiento animal

Los veterinarios europeos piden que se actualice la formación en comportamiento animal

La Mientras el Gobierno sigue preparando la reglamentación de la Ley de Bienestar Animal (7/2023), los veterinarios europeos han pedido una actualización de todos los profesionales en el área del comportamiento animal. Se trata de un documento que empezó a circular en junio de 2024 y que estas últimas semanas ha acogido más y más relevancia.

La Federación de Veterinarios de Europa (FVE), junto a entidades como la FEEVA, FECAVA y WSAVA, señalan la necesidad de modernizar la formación veterinaria en etología y comportamiento animal. (Aquí, el documento publicado.) ¿El objetivo? dar mejores pautas y consejos basados en la evidencia científica, teniendo en cuenta los mínimos actuales de bienestar animal y del vínculo.

La etología, esa triste olvidada

En España, facultades como la UAB (Barcelona) ofrecen una asignatura de comportamiento animal en toda la carrera (en primero). Esto no es la excepción, sino la norma. Para cursar estudios superiores, los graduados deben esperar a un máster de especialización o pueden decidir no realizar ninguna formación extra.

Sin embargo, la etología es imprescindible para identificar problemas de salud (lenguaje gestual), así como para garantizar que se dan las conductas específicas de cada especie, dice el informe. Como sabemos, además, prohibir comportamientos propios (naturales) puede generar estrés, frustración y un menor nivel de bienestar.

En otras palabras, es básico saber reconocer las conductas propias de un perro para socializar, jugar o establecer límites, pero la mayoría de los veterinarios europeos siguen sin tener una mínima formación. (En parte, esto también explica la dificultad de categorizar perfiles: etólogo, veterinario, educador, etc., así como responsabilidades).

Las tres áreas de responsabilidad veterinaria en comportamiento

El documento señala tres puntos básicos que deberían tener presentes los profesionales.

  1. La prevención de los problemas de conducta: asesorando a las familias sobre lo que es normal en la especie y lo que no, sus necesidades, cómo debe socializarse adecuadamente y de forma temprana (vaya melón este), entrenamiento respetuoso e incluso consultas previas antes de adquirir un animal
  2. Primeros auxilios conductuales, basados en identificar problemas de comportamiento (o manejo), reconocer riesgos potenciales, investigar causas subyacentes (como el dolor) y derivar a especialistas en comportamiento
  3. Especialización clínica en conducta: donde se detalla la necesidad de que existan profesionales (veterinarios) especializados en etología que puedan analizar comportamientos, identificar detonantes y proponer estrategias de modificación conductual a largo plazo.

Recomendaciones clave de los veterinarios europeos (FVE)

Desde SrPerro, destacaban hace unos días las áreas siguientes del documento:

  • Formación basada en evidencia y métodos éticos, para evitar promover técnicas basadas en el castigo físico, conceptos desactualizados (dominancia, ¡ejem!) y similares.
  • Socialización y prevención temprana, donde resulta esencial fomentar prácticas de socialización y habituación controladas y positivas desde las primeras etapas de vida. Algo que, a menudo, se retrasa por parte de los propios veterinarios debido a una vacunación tardía.
  • Fomento del bienestar y prácticas inhumanas: entender la necesidad del juego, exploración o forrajeo para el equilibrio emocional y físico. Se denuncia el uso de métodos dolorosos o basados en el miedo y el estrés (collares eléctricos, mutilaciones cosméticas, etc.) que afectan negativamente al bienestar y la salud.
  • Rol educativo y trabajo con especialistas. Los veterinarios tienen la responsabilidad de educar a los propietarios sobre prácticas respetuosas y efectivas; también de derivar los casos complejos a especialistas en comportamiento acreditados.

Asimismo, se señalan otras recomendaciones (en total, catorce), entre las que yo destacaría:

  • Fomentar entornos de cría responsables, donde los animales deben criarse en ambientes enriquecidos que les permitan desarrollar conductas específicas de su especie, priorizando el bienestar físico y psicológico desde el inicio. Se echa en falta una mención más destacada a la adopción y las protectoras, en este caso.
  • Prohibir métodos de entrenamiento aversivos: Se recomienda un enfoque basado en el refuerzo positivo, descartando castigos físicos y dispositivos como collares eléctricos.
  • Medios para garantizar la formación adecuada de veterinarios. Igual que se exige, se buscan formas de actualizar estos conocimientos en conducta, lenguaje corporal e incluso asesoría a las familias.
  • Regular y acreditar a entrenadores y etólogos. Punto superimportante, considero; se requieren medidas para que los profesionales que trabajan con animales cumplan con estándares mínimos basados en técnicas éticas y científicas.

Esto último, señalan las organizaciones de veterinarios europeos, fortalece un enfoque colaborativo y fomenta la formación continua en este ámbito.

La veterinaria más allá de la salud física

En conclusión, la FVE transmite cómo el papel del veterinario se extiende más allá de la salud física. Por esto, comprender y garantizar un manejo adecuado, adaptado y responsable es esencial para el bienestar de nuestros perros, gatos y otros animales. Algo que, poco a poco, se confirma y defiende que no solo requiere de una formación técnica, sino también basada en el comportamiento.

En este sentido, creo que hay dos puntos importantes que he dejado para el final:

Uno, aunque estas directrices establecen una base sólida para mejorar el bienestar animal, chocan con la falta de una regulación clara. En muchos países europeos, entre los que se sigue incluyendo España, las competencias entre veterinarios, etólogos y educadores caninos no están bien definidas. Por ley, digo: lo que deja a los propietarios sin la orientación adecuada y abre la puerta a prácticas no reguladas, que no siempre cumplen bases respetuosas y metodológicas.

Dos, pese a estos esfuerzos por profesionalizar el sector y abogar por estándares más éticos, continúan ocurriendo retrocesos preocupantes. Ejemplos recientes son el intento de «recuperar las mutilaciones cosméticas», como el corte de orejas, aprovechando un vacío de la ley actual. Una vez más, pone de manifiesto la necesidad urgente de una regulación firme y coherente en defensa del bienestar animal.

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