Pasear es lo que hace a un perro, perro. Y en mi otra faceta, la de escritor, yo añadiría que caminar es lo que a nosotros nos hizo humanos: las personas pensamos con los pies. Los perros viven paseando: sus primos lejanos, todo el género de los Canis —entre ellos, perros, lobos, chacales, coyotes y dingos— se mueven incontables horas a lo largo del día y, hasta hace no mucho, el perro doméstico también lo hacía.
Hoy, las ciudades nos han hecho que, a menudo, nos olvidemos de esto: de lo importante que es el paseo, y de todos los tipos de paseo que un perro puede hacer en su día. Esta entrada va sobre eso, y sobre cómo cubrir todas las necesidades que un perro tiene al salir por la puerta de casa y que no siempre pueden saciarse en el mismo paseo.
Una forma fácil de diferenciar los paseos es mediante su objetivo, teniendo presente que, en estado salvaje, un animal siempre buscará la forma de saciar todos sus instintos, mientras que compartir la vida con un perro doméstico supone poner los medios para emular muchas de estas situaciones y controlar o evitar otras (por ejemplo, el instinto de reproducción).
1. Paseo higiénico (pis/caca)
El objetivo de este paseo es simple, ¿no? Salir a pasear con el fin de que nuestro perro haga sus necesidades fuera de casa: son paseos que cualquier perro deberá realizar durante toda su vida y que tienen poco valor. En los cachorros, este tipo de paseos se multiplican exponencialmente, puesto que un perro joven todavía no está desarrollado, y debe hacer sus necesidades con mayor frecuencia.
Ante todo, evitaremos volver de inmediato a casa después del pis o la caca, pues el perro puede asociar el haber hecho sus necesidades con el final del paseo y esperar más y más tiempo para hacerlo, con la incomodidad que resulta para él o ella, y para nosotros. Por lo tanto, ningún paseo debería limitarse a ser un paseo higiénico, sino un paseo higiénico con algo más: pueden ser un par de minutitos de sembrado (a no ser que hayamos trabajado rechazo de alimento en calle, por ejemplo), de juego, de olfateo, o de darse una vuelta un poco más larga.
2. Paseo de socialización
El objetivo de este tipo de paseo es acostumbrar a nuestro perro al ambiente y a distintos tipos de contextos, donde se incluyen perros, personas, ruidos, vehículos y un larguísimo etcétera. Si bien muchos/as guías primerizos/as aprovechan cada salida para intentar que su perro se relacione con otras personas, perros, lugares o contextos, esto no tiene por qué ser así, e incluso puede ser fuente de problemas e inconvenientes al no estar el paseo bien estructurado e intentar acercarnos a perros reactivos, personas que no desean interaccionar con tu perro, situaciones que el animal todavía no sabe gestionar…
Si os fijáis, algo muy habitual es encontrar a personas con perro “persiguiendo” a otros guías con perro: a nadie se le ocurriría intentar relacionar a su perro así con otras personas, con niños pequeños o con gente mayor, ¿verdad? Sin embargo, por esta misma razón (el perro es un animal social y sociable) estos paseos de socialización son de los más importantes y comunes: nos permiten descubrir nuevas zonas, espacios, personas, animales, etcétera, y no está de más que, en un inicio, los estructuremos y recordemos que nosotros también somos sociables —las personas— y no por eso vamos saludando y relacionándonos con todo aquel que nos cruzamos por la calle, ¿verdad?
- Los paseos de socialización son vitales en la etapa de cachorro y adolescencia (periodo de socialización y periodo juvenil: ¡ya lo indican los nombres!)
- Son paseos básicos y deberían realizarse a diario (por lo menos, una vez al día)
- Una o dos veces por semana es muy interesante establecer algo especial: un paseo más largo, en un contexto nuevo, con mayor dedicación del guía…
- Hay que priorizar la calidad a la cantidad: ¡esto debe ser un mantra! No vale para nada que hagamos paseos de socialización donde el perro se estresa, refuerza conductas negativas (ladrar a otros perros, presentarse a lo bruto, socializar con perros superinvasivos…) o no disfruta: ¡no! Todo debe ser guay aquí: debe haber estímulos que el perro pueda gestionar.
3. Paseo deportivo
Salir a correar con tu perro, ir en bici, jugar con pelotas, mordedores/motivadores, y, en menor medida, practicar un deporte canino con ellos: algo muy interesante, pero que cuenta con un menor número de practicantes.
Sobre este tipo de paseo hay que hacer varias observaciones muy importantes para la salud de nuestros perros:
- Hay arneses especiales para salir a correr o montar en bici con nuestros perros: nunca deberíamos hacerlo con un collar que puede ser MUY peligroso para nuestros colegas caninos.
- Si queremos jugar con pelotas, frisbees o motivadores, hay pautas de juego estructurado que harán que el juego sea muchísimo más divertido para los dos y, sobre todo, evitarán problemas en el aprendizaje y problemas derivados de una mala estructura de juego: ¿los más comunes? La ansiedad y la frustración.
- La actividad física debe ser adecuada a su edad, morfología y forma física (a menudo, creemos que un border collie o un pastor belga pueden soportar cualquier tipo de actividad como atletas olímpicos, y no tiene por qué ser así): ellos también tienen capacidades individuales y limitaciones, e igual que nosotros no nos planteamos subir un ochomil de hoy para mañana, ellos no pueden hacer cierto ejercicio físico tras cinco años de vida sedentaria.
4. Paseo de entrenamiento
Se trata de paseos para perfeccionar todo tipo de ejercicios de obediencia o educación canina que ya hemos trabajado en contextos más controlados con anterioridad: desde la obediencia básica (sentado, tumbado, mirada, quieto, llamada…) a habilidades caninas o ejercicios deportivos, si trabajamos algún deporte canino, y disponemos de espacio: por ejemplo, si tenemos material y ganas, podemos trabajar algunos ejercicios de ODU, OCI o Mobility con distracciones en un parque.
Por otra parte, estos paseos de entrenamiento también los aprovechamos con nuestros perros para saciar instintos (por ejemplo, perros con mucho instinto de caza o presa, que podemos redirigir hacia aros de caucho y otros motivadores o juegos de caza y cobro); también podemos realizar paseos que recojan varios de los objetivos explicados con anterioridad en un único paseo más largo y de calidad: socialización, entrenamiento, tiempos muertos (relajación y descanso para perros que no saben autogestionarse) , deporte…
Y, por último, paseos en contextos donde tu perro puede ir más a su aire y bajo nuestra supervisión. ¿Cuál es la principal diferencia frente al resto de paseos? En este tipo de salidas, y siempre que el perro ya tenga una obediencia bien trabajada, podemos dejar mayor libertad a nuestro colega para relacionarse con el entorno, manteniendo una supervisión activa, pero no un control: puede ir suelto, jugar con otros perros, oler a su aire… Esto también es ser perro, pero es nuestra responsabilidad conseguir que lo pueda hacer con seguridad.