Sabemos las razones por las que los perros se persiguen y muerden la cola. La cuestión es aprender a leer cada situación

Sabemos las razones por las que los perros se persiguen y muerden la cola. La cuestión es aprender a leer cada situación

Ni lo hacen todos ni suele ser motivo de alarma. Los perros se persiguen y muerden la cola y, a menudo, no pasa nada. Es más, muchos canes se cogen la cola, la mordisquean con curiosidad, y se acabó.  Los cachorros, por ejemplo, tienen ese comportamiento (curioso) por instinto.  Sin embargo, un can con altos niveles de estrés, puede tener una conducta similar y un pronóstico más complicado.

Las explicaciones más habituales se mueven entre «liberar energía acumulada» y expresar (es decir, descargar) frustración.

Hay otras posibilidades, que vamos a comentar a continuación, pero siempre que hayamos descartado problemas de piel (por ejemplo, una dermatitis húmeda), alergias o infecciones, lo más importante es evaluar el contexto.

Motivos principales por los que los perros se muerden la cola

Entre los artículos divulgativos más interesantes, como este de Rover, en el cual se presentan las razones frecuentes por las que los perros persiguen su cola, destacan cinco puntos. Juego, aburrimiento, estrés (o el siguiente nivel: trastorno compulsivo) y dolor.

A mí no se me ocurren más opciones, así que no voy a inventar la rueda, sino que voy a ampliaros un poco más cómo solucionar cada una de estas situaciones. ¿Trato hecho?

Perros que juegan con su cola

Se trata de una situación menor, más propia de perros jóvenes o cachorros que suelen descubrir su cuerpo o hacerlo por diversión. Esto ocurre de forma esporádica y breve, durante unos segundos, y puede repetirse durante algunas semanas.

En ningún caso, debería ser motivo de riña, ni nervios, que pueden incrementar el comportamiento (desplazando el comportamiento de curiosidad hacia una conducta redirigida). Observa cómo el mismo perro «se aburre» al cabo de un periodo relativamente corto. SI repite el comportamiento (sobre todo, en cachorros) redirige ese comportamiento hacia un juguete o una actividad de otro tipo (como un juego de olfato, de lamer o de masticación).

Por aburrimiento

En algunos casos, morderse la cola solo es otra señal de aburrimiento o de falta de enriquecimiento. Si un perro no cuenta con una rutina variada ni elementos con los que interactuar en su entorno, es posible que empiece a interactuar con la cola o a lamer sus patas. En ambos casos, este comportamiento puede ir escalando (aumentando en probabilidad e intensidad) hasta la compulsión, pero, en otros, simplemente compensará algunas carencias.

Algunas etólogas no consideran esto una señal de problema de salud. En mi caso, creo que es una cuestión de escala: con un perro levemente inseguro puedes trabajar herramientas para mejorar su bienestar, pero quizá urge más con un perro con miedos o fobias. Aquí, igual.

En cualquier caso, recomiendo enriquecer su día con:

Por descontado, vale la pena analizar en profundidad toda la rutina del animal. ¿Cuántas veces pasea el perro? ¿Qué hace durante los paseos? ¿Parece relajado después de salir a la calle o al final del día? ¿Demanda mucha atención cuando estamos en casa?

Tu perro NO NECESITA pasear TRES VECES al día  🐶 🤔❓ ¿CUÁNTAS VECES pasear?

Estrés y ansiedad

En este caso, voy a englobar este punto con el siguiente. Los perros con altos niveles de estrés en el entorno o de ansiedad (en previsión de algo que puede suceder) pueden generar conductas de desplazamiento o redirigidas. Lo he mencionado arriba, y se trata de la misma idea de un perro con altos niveles de frustración ante algo que tiene delante y acaba mordiendo (desplazando el comportamiento) la mano de su guía.

Los perros con estrés y ansiedad pueden aprender a reducir ese malestar mediante reforzamiento negativo (igual que tú mordiéndote las uñas, vamos).

Los comportamientos más típicos que yo he visto, no obstante, son:

  1. relamido de labios
  2. bostezos
  3. sacudirse

No obstante, los perros que dan vueltas en círculos (sobre sí mismos) o aquellos que se muerden la cola —ambos bastante relacionados, por cierto— son un porcentaje relativamente elevado en casos en los que los niveles de estrés y ansiedad son elevados.

Además, en algunos casos, esto puede estar asociado a una situación concreta: salir a pasear, trabajos de obediencia, un conocido con el cual tiene un vínculo fuerte… Siempre recomiendo intentar llevar esa conducta hacia otra más adaptada (descargar en un juguete al inicio o crear un comportamiento alternativo e incompatible).

Un ejemplo práctico: si tu perro se pone muy nervioso antes de salir a pasear, puedes trabajar posiciones de obediencia (como un sentado), pero también puedes construir un ejercicio de búsqueda de golosinas antes de salir y, a continuación, salir. De este modo, creamos una conducta que no se confronta a la primera y, al cabo de unos días, llegamos a la salida con menores niveles de estrés y menos tiempo de que el perro se centre en buscarse la cola.

Conportamientos o trastornos compulsivos

Por desgracia, muchos casos nos llegan ya en este punto. Un trastorno compulsivo es el paso siguiente: si ante situaciones de estrés te mordías las uñas, ahora has perdido el control y te las destrozas de forma constante. En el caso de los perros, una etóloga clínica se fijará en:

  • Cuánto tiempo se persigue la cola (ya se han vuelto comportamientos estereotipados que se repiten constantemente)
  • La dificultad para reconducir el comportamiento hacia otra conducta
  • Si se observan algún factor desencadenante o disparador/trigger (es habitual que ya no sea necesario, porque gran parte del contexto se ha asociado a ese estrés)

Es muy importante entender que los estadios anteriores, excepto el primero, ya suponen una falta de bienestar en el perro. Un perro necesita una rutina enriquecida, previsible y variada para ser feliz.

Llegados a este punto, se requiere de una evaluación clínica, que probablemente acabe necesitando la ayuda de un etólogo y un educador canino.

Aquí puedo hablar por mi experiencia profesional: suelen ser casos complejos, donde se necesitará medicación, pautas para impedir que el comportamiento se mantenga con la misma intensidad y peridocidad y un cambio notable en la rutina.

Por ejemplo:

  • En perros de protectora, puede ser complejo resolver una estereotipia debido a que el entorno suele ser el detonante de ese comportamiento.
  • Estas conductas se refuerzan negativamente, por lo que a medida que el perro aprende a recurrir a ellas para «aliviarse» van aumentando su probabilidad: o sea, hay que intentar ponerse manos a la obra cuanto antes

Por dolor

No estoy muy de acuerdo con la idea de «animales que se persiguen la cola por dolor», pero sí de «perros que se muerden la cola por dolor».

¡Ojo!, la diferencia es importante.

En el primer caso, suele haber asociado movimiento (desde aburrimiento, a estrés, frustración, curiosidad…); en el segundo, hablamos de comportamientos (corporales) más estáticos, aunque puedan existir dos opciones:

  • perros que se quedan con la cola en la boca
  • perros que se mordisquean la cola

Aquí sí que estoy 100 % de acuerdo con el artículo de Rover, donde señalan:

  • Problemas cutáneos o de piel: no es extraño ver conductas en busca de alivio o de desplazamiento asociadas a alergias, pulgas u hongos: el picor genera esto
  • Dolor neuropático, que se da cuando los nervios del perro no funcionan bien o están lesionados, la cauda equina es un ejemplo típico
  • Dolor muscular u óseo: el dolor de huesos, músculos o ligamentos de la zona puede generar también la necesidad de perseguirla o morderla

Entre casos muy graves que no han recibido tratamiento, pueden darse conductas de amputación.

Por desgracia, estos comportamientos también son posibles en situaciones graves de estrés y ansiedad (compulsiones).

Algunas notas sobre perros que se muerden la cola

Entre los puntos más interesantes que he visto, está señalar la propensión a dolor en la zona trasera de los pastores alemanes (displasia de cadera, cauda equina, osteoartritis…) y la inclinación de ciertas razas, como pitbull, el american staffordshire o el pastor australiano de este tipo de conductas.

También hay estudios interesantes como este (Un enfoque interdisciplinario para el comportamiento compulsivo en perros: un informe de caso) en el que se afirma:

  • que las hembras castradas tienen menos probabilidad de perseguirse la cola
  • y que aquellos perros que lo hacen tienden a ser más tímidos

A grandes rasgos, no es un comportamiento (el de que un perro se muerda la cola) que debáis ignorar si sucede de forma periódica. En el mejor de los casos, nos señala aburrimiento, ansiedad o estrés; en el peor, puede desencadenar en pronósticos peores que, cuanto antes se atiendan, mejor.

¿Cómo evitar que mi perro se persiga la cola?

  • Primero, con lo que has leído, intenta entender cuál es el motivo por el que tu perro se persigue su cola y se la muerde. Analiza los espacios, los entornos y la rutina (y asegúrate de que no ha habido cambios abruptos).
  • Segundo, si tu perro está con poca energía, triste o parece tener dolor (en el artículo, menciono otras señales), consulta veterinaria para descartar problemas de salud.
  • Tercero, si continúa igual, consulta con un etólogo clínico o un educador canino con conocimientos en etología .
  • Por último, vale la pena que entiendas el lenguaje canino (señales de calma y advertencia), así como tengas presentes las necesidades básicas de tu perro.

Ojalá este extensísimo artículo (quizá demasiado) te ayude un poco, si os encontráis en una situación así.

¡Ladra con nosotros!

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