Obediencia funcional canina, el perro en la ciudad

Argos - Obediencia funcional canina

Voy a hablar, en detalle, de un concepto que me apasiona y alrededor del que yo construyo cualquier relación humano-animal: la obediencia funcional, u obediencia canina aplicada. Para mí, esta es la base de una buena relación perro-guía y de muchas modificaciones de conducta.

Muchos/as educadores/as en positivo trabajamos de formas muy distintas: por ejemplo, hay quien la protección de recursos relacionada con comida, la plantea haciendo desaparecer los detonantes (plato, comida, etc.) y gestiona mediante desensibilización, contracondicionamiento y colaboración con el guía a través de  NELVEG. A partir de aquí, hay mil variables: hay profesionales que trabajan con intercambios para disminuir el valor del recurso, señales para empezar a comer, hay quien lo plantea como «ser más líderes» (ojo, no hablo aquí de dominancia ni castigos) y quien prefiere valorar caso por caso.

Obediencia canina funcional - Aplicada a la vida diaria (con perros y niños)
Entiendo la obediencia canina como una herramienta para que los perros y las personas disfrutemos más y de una forma más equilibrada.

Hace unos días, me senté con Helena Castro de Be Woof. No salió el tema de la obediencia funcional, pero recuerdo que ella tiene un post muy interesante en el blog de su página en el que explica su punto de vista sobre algunas órdenes básicas y cómo considera que deben enseñarse y gestionarse. Por lo tanto, igual que he hecho un par de veces con artículos de Alba Benítez, recomiendo lo mismo con el artículo de Helena; échale un ojo y empápate de su punto de vista sobre la obediencia funcional para el día a día.

¿Qué es la obediencia funcional?

A diferencia del adiestramiento en obediencia —que es un concepto que, poco a poco, va cayendo en desuso fuera del ámbito deportivo—, la obediencia funcional plantea soluciones concretas orientadas para la rutina del perro. A veces, con las mismas habilidades de la obediencia básica y avanzada, y otras, con recursos, marcadores o la creación de conductas específicas.

Voy a coger algunos fragmentos del artículo de Helena para ejemplificar:

[…] Habitualmente me encuentro con perros entrenados por sus guías que responden a un montón de habilidades a cambio de un premio. Perros que responden de forma rápida e incluso “de memoria”: me siento, me tumbo, doy la patita y recibiré un premio.

[…] perros a los que rutinariamente se les pide una habilidad tras otra, de manera tan ordenada que al final el perro opta por anticiparse. Quiere acabar cuanto antes para recibir el trofeo.

Por un lado, es importante practicar las habilidades en distintos contextos y sin seguir una secuencia lógica que el perro puede aprender e intentar anticipar (para obtener un premio); por el otro, la obediencia debería ayudarnos a entender que, quizá, por nuestra forma de vida, no necesitamos que el perro sepa cien habilidades, sino que atienda a la llamada (1), sepa aburrirse (2) mientras nos tomamos una caña y (3) cuente con recursos específicos para equis entornos concretos.

Finalmente, es importante entender cómo algunas habilidades se enseñan y qué esperamos de ellas frente a qué siente el perro al aprenderlas, reproducirlas e incorporarlas en su repertorio. La obediencia funcional debería ampliar el cinturón de utilidades caninas que lleva tu perro incorporado y no ser, simplemente, un extra de control del guía sobre el perro (¡ojo!, el control del guía sobre el perro es casi tan importante como el autocontrol del perro sobre sí mismo: no estoy diciendo lo contrario).

Obediencia canina - Clicker Training & Básicos

Sentado, tumbado y comandos estáticos

Yo le digo siempre a los clientes: la cuestión no es cómo trabajar las posiciones, sino por qué las trabajamos. La obediencia crea una conexión entre el guía y el perro, y empodera a ambos, pero también nos obliga a darle cuatro vueltas a la idea tradicional que genera mucha animadversión en parte de la gente: no, no se trata de trabajar solo el control del perro (no estamos intentando tener perros-robot), sino también mejorar su autocontrol y dotar de habilidades que nos permitan ser guías más eficientes.

El «sentado»

Practicar el sentado con nuestro perro, por ejemplo, nos permite fijar la atención o iniciar una rutina de ejercicios (de obediencia, de juego, de olfato, etcétera) con una mayor concentración por parte del animal. 

Argos - Obediencia funcional canina
Argos y yo en un seminario de obediencia & clicker training en 2015.

En sí mismo, aquí, el sentado cumple una función concreta que también puede trasladarse a contextos de casa o calle en los que queremos que los perros nos presten atención en un entorno con muchos estímulos. Es la típica escena del guía con perro: están pasando mil cosas alrededor, y se vuelve loco sentando al perro.

¿Cuál es el error ahí?

No, no está mal pensado (en teoría). Siempre y cuando, se haya trabajado la permanencia en la posición (ahora te lo explico), el perro esté habituado a mantener la posición con varios estímulos (tráfico, gente, otros perros) alrededor y estemos reforzando (y hayamos reforzado en el pasado) lo suficiente.

La mirada

A su vez, trabajar la mirada (el contacto visual) entre el guía y el perro nos ayuda a empoderar al perro y a construir animales más seguros; no es casualidad que este ejercicio se utilice, antes o después, en perros miedosos.

Dana - Comando de la mirada (foco atencional) en perros - Obediencia funcional
No tenía ninguna foto de la mirada, ¿vale? Dana me ha echado un cable esta mañana con el ejemplo… 😉

Como comando suele ser muy útil para conectar rápidamente con el perro y en modificaciones de conducta se utiliza, a menudo, para poder recuperar la conexión y alejar al perro de un estímulo detonante —lo que en la escala de estrés y apoyo de BAT 2.0 sería pasar de la zona azul a la zona amarilla, naranja o roja, por ejemplo—.

Por descontado, hay que tener en cuenta que un perro que, en otras situaciones, mira fijamente está emitiendo unas señales de advertencia concretas, pero, no es de esto de lo que estamos hablando aquí, ahora; también, a diferencia de un «sentado», la mirada no solo es más exigente, sino que, a menudo, nos impide que el perro atienda y gestione otros estímulos.

El «tumbado»

Strady - Comando (tumbado)
Strady, tumbado. La obediencia fue parte imprescindible en la modificación de conducta de Strady.

En la obediencia funcional que nos interesa, no tumbamos a un perro en momentos de estrés o ante estímulos que no puede controlar para «ganar control». Al menos, desde el modelo cognitivo emocional eso no tiene sentido; en tal caso, intentaríamos que gestionara o le daríamos espacio y reduciríamos la exigencia hasta que pueda gestionar estímulos y contextos de esa intensidad.

Como yo entiendo el tumbado, debemos premiar una posición de calma y permanencia que depende de nosotros, pero, por encima de todo, permite crear en el perro confianza en sus propias capacidades y en nosotros, así como le ayuda a mejorar la propia autogestión.

Las permanencias y el «quieto» en la obediencia funcional

Ah, sí. Para mí, no son lo mismo (luego, te explico el porqué: al final del apartado del «quieto»)..

Aunque existen otras posiciones (podemos enseñar al perro a quedarse quieto haciendo una reverencia, como un galgo, o en posición de osito o suricata, si estamos un poco chalados: no lo hagas, porfa), he empezado con sentado, mirada y tumbado porque me permite explicar mi punto de vista actual sobre la permanencia y el quieto.

En mis trabajos, yo no enseño a los perros el quieto, sino que integro señales liberadoras (marcadores gestuales y verbales) que le dicen al perro cuándo puede romper la posición. ¿Por qué? La necesidad de incluir un «quieto» se debe, principalmente, a que las posiciones con permanencia no son (tan) estáticas (como deberían) por sí mismas.

La importancia de las señales liberadoras

Así, podemos enseñar al perro que:

  • Si no hay señal liberadora, no puede romper la posición
  • Si no hay otro comando (por ejemplo, del sentado al tumbado, o viceversa), no puedes romper y cambiar de posición

Conseguimos permanencias más realistas y que no dependan de una segunda orden (sienta, quieto; tumba, quieto…) y, sobre todo, no se plantean como imposiciones, sino como un juego que puedes seguir reforzando y reforzando.

Además, nos queda lo más importante y funcional de este tipo de obediencia. Bueno, quedan más cosas, pero hay dos puntos en los que siempre hago mucho hincapié yo: quieto y llamada.

El quieto… ¿sigue valiendo, entonces?

El quieto es una permanencia en sí mismo que el perro no puede romper, pero yo solo la enseño para aplicarla al movimiento. Si necesitamos que un perro se aleje o se detenga, podríamos utilizar una llamada o una posición estática para evitarle el peligro. Pero ¿y si la intensidad del estímulo es altísima?

Por esta razón, intento plantear el trabajo del quieto en perros como un comando de emergencia. Por un lado, vamos a trabajarlo con reforzadores de alto valor (juego, masticables, la pelota más mejor del mundo mundial, qué sé yo) y, por el otro, no vamos a «gastar» o devaluar el comando, porque apenas lo usaremos, más allá de momentos contados.

En la práctica deportiva, por ejemplo, puedo entender que esto varíe por multitud de razones (igual que enfrentas otros problemas si practicas OCI, agility o mondioring), pero en la construcción de una obediencia funcional, creo que es interesante crear rutinas y ejercicios que nos permitan un día a día cómodo y enriquecedor, que es lo que busca la mayoría de los guías.

Desde que asistí a cursos de Fran Murillo y Gonzalo Trigo de El Educadog, mi planteamiento con las permanencias ha variado y, actualmente, trabajo cualquier comando que se preste —sentado, tumbado— sin necesidad de resaltar el «quieto», sino como parte intrínseca (propia) de la habilidad o comando.

Venir a la llamada: la base de la obediencia funcional canina

Junto al quieto que te comentaba arriba, la llamada es mi habilidad favorita. ¿Por qué? El quieto (para detener el movimiento) y la llamada son los dos comandos que pueden salvar la vida a un perro: ¡y eso no es poca cosa!

Algunos aspectos que yo destaco son:

  • No te acostumbres a llamar al perro solo cuando os vais a casa: ¡es lo peor que puedes hacer! ¡Vas a negativizar la llamada!
  • Empieza siempre practicando la llamada con correa larga
  • Trabaja la llamada en contextos y situaciones distintas: playa, montaña, parque…
  • Si el perro no te hace ni caso con tres estímulos (digamos, descampado, ruido de pájaros y olores), no sigas subiendo el criterio (o sea, no le agregues, perros, pelotas, gente corriendo y bicicletas…)

Otras habilidades orientadas a una obediencia funcional

Otras habilidades relacionadas muy útiles son trabajar el instinto de seguimiento y un buen manejo de la correa. Aprender a pasear con tu perro sin tirones ni correcciones es la base para disfrutar del paseo y fortalecer el vínculo. Si quieres saber qué material deberías utilizar, por qué las correas flexi son horribles para casi todo, o resolver otras dudas, estoy encantado de asesorarte.

Enseña a tu perro a no hacer nada

Para entender la importancia de la obediencia funcional, te dejo un ejercicio para acabar el artículo. En el mundillo canino es muy conocido y, si asistes a un seminario en la escuela canina Natural Gos, seguro que rápidamente lo incluyes en tu repertorio.

Piensa un momento, ¿vale?

¿Qué hace tu perro cuando vas a un bar a tomar algo? ¿El perro se queda tranquilo? ¿Se mueve todo el tiempo? ¿Te pasas el rato sentándole, tumbándole o dándole chuches?

Te voy a contar dos cosas:

  • Primera, el perro se aburre en el bar
  • Segunda, el perro debe aprender a aburrirse en distintos contextos.

¿Y cómo lo conseguimos?

La próxima vez haz lo siguiente: lleva un Kong, un hueso o un masticable y déjalo con él (dale algo que hacer: opción 1); o bien, bloquea (acorta y limita el movimiento) la correa y espera hasta que se tumbe (opción 2). Si bien puede que tarde, cada vez entenderá más rápido que, en ese momento, toca no hacer nada y reducirá las expectativas.

Argos - Durmiendo al sol
Argos, el rey del no hacer nada. 😛

Por el contrario, si le mantienes en una posición (permanencia) ofreciéndole comida, generará más y más expectativa; y no conseguirás que tu perro se relaje (inducir a la calma, lo llamamos) y entienda que es momento de no hacer nada.

Esta es una de las conductas más importantes que deben aprender todos los perros para ser perros equilibrados. ¡Aunque suene irónico, pocas veces se enseña! Es posible, no obstante, que tu perro se frustre o tenga algunas dificultades para aprender.

Si es así, escríbeme o llámame y te informaré sin compromiso. Tómate este apartado como un ejemplo resumido en el que faltan muchas cosas: por ejemplo, yo NO practicaría este ejercicio en un bar al inicio, sino en contextos más neutros y con menos contraste ambiental repentino (CAR; SEC: Sudden Environmental Change).

Aspectos finales de la obediencia funcional canina (y conclusiones)

Si bien podríamos encajarlas como pautas educativas o como habilidades, hay muchas otras que sería interesante mencionar: subir y bajar de superficies (en especial, cuando tenemos un problema con el sofá, la cama o zonas concretas de la casa), las manipulaciones en distintos contextos (muy importantes en veterinarios o peluquerías, con niños en casa o cuando creemos que el perro puede tener dolor), así como la habituación a bozal, transportín y otras herramientas de descanso y bienestar canino.

OBEDIENCIA CANINA A 10 EUROS: ¿Son REALES estas ofertas? ¿Qué hay detrás? ¿A quién perjudica?

La realidad es que la obediencia funcional tiene que ser eso: funcional. A un perro inseguro, por ejemplo, yo le enseñaría una habilidad para cambiar de izquierda a derecha de mi posición con el objetivo de alejarse de un detonante y, poco a poco, que el animal lo incluyera en su repertorio; con un perro muy ladrador, podemos incorporar esa habilidad a su repertorio con varios objetivos (saciar instinto y ladrar a la orden, reforzando esa conducta y, en un futuro, incluso, dejando de reforzarla para extinguirla por ausencia de refuerzos).

En definitiva, la obediencia funcional puede ser hacer el pino-puente con tu perro (vale, eso no, pero ya me entiendes) con objetivos orientados a su bienestar físico y psicológico.

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El porqué de la obediencia canina

Recursos básicos de educación canina

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