Jugar con la pelota en exceso (tu perro: pelota, pelota, pelota…)

Jugar con la pelota (en exceso) y cómo evitarlo

Este artículo no va sobre enseñar a tu perro a jugar con la pelota (te enlazo este otro con lo más importante que tienes que saber: coger y soltar; y también puedes leer sobre forrajeo e instinto de caza aquí), y jugar no tiene nada de malo.

Jugar con tu perro es uno de los mejores generadores de vínculo.

El problema de jugar con la pelota

Para resumir mucho: cómo actúa el instinto de caza (lo que hace que un perro persiga cosas, por norma, bichos) en el juego con la pelota.

Dicho de otro modo, un perro persigue una pelota porque la pelota «corre» en dirección contraria, pero, a la vez, puede ocurrir que las fases siguientes de la caza nunca se den. Esto es un problema. Y aquí te explicaré por qué.

En este tipo de juego se da un popurrí en el que, si abusamos, y jugamos de forma incorrecta o exagerada, empiecen a aparecer ansiedad y frustración.

Por lo tanto, en este artículo, te voy a explicar:

  • Por qué deberías limitar (y estructurar) el juego con pelota
  • Por qué la pelota no es una gran idea para estimular a tu perro
  • Y, sobre todo, por qué ocurre esto y qué alternativas hay

La persecución interminable

Para resumir, piensa en la secuencia de caza de un perro: observar, acechar, perseguir, coger, matar y cobrar, ¿verdad? Eso es lo que hace un depredador.

El juego emula esa secuencia de la caza (perseguir, cobrar, perseguir, cobrar, perseguir, cobrar…), saltándose algunas fases y repitiendo constantemente otras. Además, debes sumarle el refuerzo constante (cuanto más rápido la traigo, más rápido la tiran, y repetir) que puede causar estrés (distrés) y ansiedad.

Jugar con la pelota en exceso: explicación y problemas

De algún modo se unen varios elementos conflictivos:

  1. Una alteración de la secuencia de caza, que se «reduce» a perseguir-cobrar-perseguir
  2. Una recompensa rápida o inmediata (muy similar a cuando nosotros cotilleamos el feed de TikTok o Instagram) que ofrece refuerzo casi instantáneo; además, si se retrasa, puede generar frustración
  3. Un cambio en los niveles hormonales (se genera adrenalina, entre otros neurotransmisores, que puede volver al perro adicto a este tipo de juegos)

Qué supone jugar en exceso

Resulta difícil lanzar afirmaciones categóricas aquí, pero debe quedar claro que es fácil pasarnos con la pelota. Jugar en exceso con la pelota no será nunca tan fácil con un mastín que con un border collie, un malinois o un perro cobrador (un labrador, por ejemplo). No obstante, es un ejercicio arriesgado del que suele ser fácil abusar.

Las razones principales son:

  • Va guay para cansar perros (así de claro)
  • El perro parece pasárselo bien, aunque a menudo confundimos sobreexcitación con «alegría»

Uno de los artículos más completos que he encontrado sobre el tema es una colaboración entre Affinity y La Vanguardia. 

Grábate este párrafo:

[…] jugar a pelota con tu perro no debe traducirse en una secuencia continua de lanzamientos y recogidas para intentar cansarlo en el menor tiempo posible y volver a la rutina. La persecución del juguete una y otra vez puede provocar una subida descontrolada del nivel de excitación, en lugar de lograr un entretenimiento que facilite su descanso posterior. Este tipo de juego también tiene un impacto emocional en él.

Por lo tanto, como ideal, deberías crear una estructura de juego en el que la persecución y el cobro (traer la pelota) se complemente con un tira y afloja con mordedor o pelota con cuerda.

El FORRAJEO en los PERROS (y por qué te interesa saber más del tema)

¿Por qué ir más allá de jugar con la pelota?

Le obligamos a que piense cómo resolver el problema (que le vuelvas a tirar la pelota), manteniendo la conducta en la corteza cerebral (puede pensar) y no en la amígdala cerebral (pelota, y reacción: ¡a correr!).

Dicho de otro modo, creas un juego más compensado, en el que la activación física no inhibe una activación mental.

Sin embargo, es todavía más importante la vinculación. Si jugamos con un mordedor o una pelota con cuerda, el perro se vincula, sobre todo, al juego con nosotros (aunque también vaya a recoger y traiga el juguete), mientras que si nos limitamos a tirar la pelota, da igual que lo hagamos nosotros o la típica máquina milagrosa que anuncian ahora en todas partes para entretener a tu peludo.

Por lo general, recomiendo juguetes más interactivos y cooperativos que una pelota, como un mordedor con asas o dos pullers, si bien no quiero que te vayas con la idea de que las pelotas son algo negativo. En absoluto. Cuantos más juguetes utilice tu perro, mejor; eso sí, siempre con estructura y control.

Por último, ten presente que el juego con pelota es de alto impacto y puede resultar difícil «medir» la intensidad del perro, por lo que, si tu perro es mayor o tiene lesiones, puede estar contraindicado, aunque no se sobreexcite ni le suponga ningún tipo de malestar emocional.

¡Ladra con nosotros!

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