Como decía mi Antonio (¿hacedle caso, vale? ) en la entrevista de agosto, acostumbrar a un perro al transportín (desde cachorro, si es posible) es una de las mejores cosas que podemos hacer. Para algunas personas, el transportín o kennel dog es una jaula, pero, para alguien que sabe de perros, es una madriguera, es refugio, es guarida. El transportín es un espacio de descanso y seguridad.
La guía: origen y porqué (acostumbrar a tu perro al trasportín)
En la época de Dog’N’Roll, él y yo creamos juntos varios artículos sobre el kennel y un eBook que recupero para Dog Ventura. En este caso, me he limitado a revisar el contenido y corregir un par de pequeñas erratas, pero me dispongo a traeros unas cuantas sorpresas más en relación con esta herramienta imprescindible en vídeos y en un podcast que presento a continuación junto a la guía (ya sabéis, a mi estilo, eso sí: algún taco se me escapa). 😉
Por último, a continuación tenéis el podcast que he subido a IVOOX esta semana hablando sobre algunos conceptos básicos del transportín y por qué es una herramienta cañera al máximo, ¿vale? ¡Espero que os sea de utilidad! En breve, vendrán vídeos de este tema (transportín) y de muchos otros.
Puedes suscribirte al podcast de Dog Ventura a través de este enlace de IVOOX.
Guía de transportín [PDF] Actualizado 2023
Si quieres la guía para acostumbrar a tu perro al transportín, solo tienes que dejarme aquí tu correo electrónico, y te la envío inmediatamente. En verano de 2023, actualicé este y otros contenidos con todo lo que he ido aprendiendo en los últimos años. También intenté hacerla más didáctica todavía.
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¿Qué es el transportín?
El transportín o kennel es la “jaula para viajar con animales” que todos tenemos en la cabeza, es decir, un pequeño recipiente portátil que nos permite transportar perros, gatos o hurones.
Principalmente, existen dos tipos de transportines: transportines de apertura frontal —que son los más comunes— y transportines de apertura superior (con techo desmontable), que suelen utilizarse para viajar con otras mascotas, pero que no son útiles cuando hablamos de perros.
Con el transportín, hay una serie de imprescindibles que deben cumplirse:
- Las cajas deben contar con rejas u orificios para una buena ventilación
- La puerta del transportín debe ser segura y, si es posible, tener cierres de seguridad
- El transportín es un espacio individual y se debe adaptar al tamaño del perro
No veo para qué acostumbrar a mi perro al transportín…
Muchas familias, no obstante, no ven necesario ni útil acostumbrar a su perro al transportín hasta que deben realizar un viaje: en especial, un viaje largo en tren de media o larga distancia o en avión. Entonces, el transportín se vuelve una herramienta obligatoria por ley y, si no hemos habituado a nuestro perro a su uso, pueden generarse complicaciones que podíamos haber previsto y subsanado fácilmente.
Más allá del tren y el avión, el transportín es el modo más seguro para viajar con perros en el coche, no solo evitando la sobreexcitación que puede generar el trayecto, sino también protegiendo a nuestro compañero en un espacio seguro ante un posible accidente.
Estas son razones suficientes para plantearse acostumbrar a nuestros perros al uso del transportín; sin embargo, el uso mayoritario que realizaremos de este espacio positivizado y habituado para el perro es el de “zona segura”, es decir, lo que en la naturaleza sería un cubil o una madriguera.
Te pido que recuerdes dos conceptos:
- El transportín no es (≠) una jaula donde encerrar al perro
- El transportín es (=) una zona segura para el perro y puedes dejar la puerta abierta en el 90 % de los casos
No se trata de retener, sino de ofrecer seguridad e inducir a la calma.
Pasos previos para acostumbrar a tu perro al transportín
Tu compañero deberá realizar un proceso progresivo de habituación y positivización a la herramienta.
El transportín en sí mismo es, en un inicio y sin asociaciones previas, un elemento neutro para tu perro (no significa nada), pero podría ser negativo si lo usamos para “castigar al perro” o positivo si reforzamos ese efecto “madriguera” o “cueva” que hemos planteado arriba, ¿lo entiendes?
- Positivización: en lenguaje “canino” hablaríamos de unir un estímulo neutro (transportín) con un refuerzo condicionado para conseguir un estímulo condicionado; para entenderlo rápido, al interactuar con el transportín, el perro será recompensado constantemente hasta generar una asociación positiva con este.
- Habituación: la desaparición de las respuestas frente a un estímulo que no tiene consecuencias para el animal.
Transportín a medida
Para hacer un buen uso del transportín deberemos comprar uno de la talla del perro: si es un cachorro, podemos comprar un transportín para sus primeros meses y, más adelante, otro de adulto. No obstante, es habitual estimar su tamaño de adulto y comprar uno más grande, aunque limitemos el espacio de uso.
En el transportín, el perro debería poder levantarse y darse la vuelta, pero nada más: aunque a priori nos resulte chocante, un perro preferirá un espacio que se ajuste a él por el efecto “cueva” del que ya he hablado antes.
La habitación de tu perro
Se trata de un espacio individual: o sea, ni transportines más grandes ni perros pequeños que compartan un kennel dog. Si hacemos esto, podemos generar tensiones inútiles y hasta perjudicar la asociación positiva que el perro tiene de su espacio para estar tranquilo.
Buena higiene y enriquecimiento ambiental
Aunque no hace falta fregar el suelo del transportín, debe ser un espacio cómodo para el perro en todos los sentidos. Podemos asociar el transportín a su lugar de descanso, pero, aunque no sea así, muchos animales terminarán por estar muy cómodos dentro. ¡En definitiva, no está de más un buen mantenimiento!
Si aprovechamos para ofrecer algunas opciones de enriquecimiento ambiental y estimulación mental en el transportín: un Kong lleno de golosinas, un masticable, un hueso, el proceso será mucho más positivo y natural para nuestro perro.
Otras cuestiones para tener en cuenta:
- Mejor duro que blando (¡piensa en el perro que tienes delante!)
- Robusto, pero ligero
- Los trasportines desmontables son mejores para perros inseguros que necesitan un proceso de habituación más prolongado
- ¿Ventila bien?, ¿es seguro?, se adapta a mi perro?
Cómo positivizar el transportín
En la obediencia canina suele decirse que un guía no ha perfeccionado cómo enseñar a su perro un comando si no sabe cinco formas distintas para que este lo aprenda. Siempre he pensado que es cierto, en esencia, y lo mismo ocurre con el trabajo con algunas herramientas, como el bozal o el transportín. Por esto, esta es solo una forma de acostumbrar a tu perro al transportín, pero no la única, ¿vale? Por descontado, es mi preferida porque siempre me ha dado resultado.
1- Colocar el transportín en una zona tranquila
Coloca el transportín en un sitio cómodo y tranquilo de la casa. Fíjate si tu perro tiene un rincón favorito y, si es así, aprovéchalo: ¡ese es un sitio perfecto para el transportín!
2- Dar espacio y tiempo al perro
Los primeros días permitiremos que el perro se acerque al transportín, lo huela: investigue. Siempre dejaremos la puerta abierta para incentivar posibles conductas beneficiosas: por ejemplo, un perro muy seguro podría llegar a entrar en el transportín para olfatear y “echar un vistazo”.
En este caso, le felicitaremos y premiaremos ¡por ser un chico/a valiente! Si tu perro es miedoso o inseguro, puedes empezar sin la parte superior del transportín y sin la puerta. ¡Es un buen truco!
3- Dejar premios dentro
Una vez que tu perro se sienta seguro y no le incomode la presencia del transportín toca empezar a dejar premios (salchichas, pienso semihúmedo, etc.) dentro de este.
Intenta «generar” esas situaciones por sorpresa en un inicio: es decir, «esconder» algunas golosinas o snacks que el perro encontrará utilizando su nariz y que lo llevarán al interior del transportín.
Una vez dentro, seguiremos felicitando a nuestro colega y dándole premios (dentro). En ningún caso cerraremos la puerta aún: ¡este paso lo repetiremos varias veces al día durante tres, cuatro o cinco días!
4-Dar comidas o cenas en el transportín
Las semanas que estamos acostumbrando a nuestro perro al transportín, una gran opción es dar la comida o la cena dentro del kennel. Esto lo repetiremos varios días, pero seguiremos sin cerrar la puerta del transportín: ¡estamos generando una asociación positiva y segura del perro con el transportín!
5-Empezamos a cerrar la puerta
A partir del cuarto o quinto día seguimos con los pasos 3 y 4, pero ahora empezamos a cerrar la puerta por cortos periodos de tiempo e intentamos siempre que el perro, al acabar de comer, no se encuentre con la puerta cerrada aún. Este paso lo repetimos 3 o 4 días más.
6-Intercalar tiempos dentro del transportín
Poco a poco percibiremos que el perro entra con entusiasmo y seguridad en el transportín. Ahora seguimos dándole la comida dentro, pero cuando el colega termine de comer se encontrará la puerta cerrada.
Al principio, esperaremos solo 30 segundos para abrirle; después 1 minuto, luego 3, luego 5; luego volvemos a 3. Incrementaremos, poco a poco, el tiempo, pero intercalando tiempos más cortos en el proceso: de este modo, evitaremos que el perro aprenda a anticipar cuándo va a salir y empiece a ponerse nervioso.
7-Al transportín, ¡a distintas horas!
¡Empezamos a introducir el perro en el transportín entre comidas, durante el día o al volver de pasear! Si el perro está un poco cansado, será más sencillo que se mantenga relajado dentro del transportín. Estos son tres grandes momentos en los que el perro puede aprender a estar tranquilo en “su casa” disfrutando de un juguete interactivo tipo Kong o un masticable. Siempre se los ofreceremos dentro del transportín y dejamos que disfrute de su manjar.
8- ¿El perro lo ha entendido?
Por último, una vez sepamos que el perro ha entendido lo que esperamos de él, deberíamos asociar una orden a la conducta de entrar al transportín, como “a tu sitio”, “caja” o “a la cama”. Lo mismo ocurre con la salida: el perro tendrá que salir a la orden y aprender a esperar (si intenta salir de forma “atropellada”, no se lo permitiremos). Esto es muy importante recordarlo y, además, nos permite trabajar y mejorar el autocontrol del perro.
Errores comunes que debemos evitar
No es extraño que nuestras ganas de educar al perro o nuestra seguridad de que el aprendizaje (la positivización de la herramienta) se ha hecho correctamente nos lleven a cometer algún que otro error.
Hay tres muy comunes y uno fatal que te explicamos a continuación.
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- Las prisas: muchas veces tenemos demasiada prisa durante el proceso de positivización y habituación del transportín, lo que hace que el perro no se sienta lo suficiente seguro o cómodo dentro, generándole una inseguridad que podríamos evitar fácilmente si nos lo tomamos con un poco más de calma.
- ¡El perro ladra y llora en el transportín! Frase típica: es que mi perro ladra/llora/se pone nervioso en el transportín… y no me queda otra que abrirle la puerta. Remarcamos mucho este punto: ¡NUNCA le abrimos la puerta del transportín a un perro que llora, ladra o rasca el suelo! SIEMPRE esperamos a que se calme para poder abrir: el perro debe aprender a que debe estar tranquilo para poder salir del transportín y jamás asociar que los nervios o una acción “no deseada” le permite salir del transportín.
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Crear expectativa al salir del transportín. Te lo explico sencillo: si premias o felicitas a tu perro por salir del kennel, estás generando expectativa para salir. Además, salir ya es un refuerzo en sí mismo. Si el perro está tranquilo y ya toca salir del transportín, sale; si está nervioso, no sale.
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No es un castigo ¡y nunca debería serlo! NUNCA hay que castigar al perro encerrándole en el transportín: ¿por qué? Primero, porque con un transportín bien utilizado y una relación responsable con el perro no se nos ocurre ni una sola situación en la que tengamos la necesidad de castigar al perro; segundo, si lo hacemos, tiramos todo el trabajo de habituación y positivización por la borda. Para el perro, el transportín siempre debe ser su cubil, su madriguera, su cueva, ¡su caja mágica!
Por qué el transportín es la leche
Los transportines son un gran apoyo para la educación de cualquier perro, ya que nos permiten mantener al animal en un espacio cómodo y controlado durante un tiempo determinado y, a la vez, nos ayudan a trabajar muchas otras capacidades.
Aquí tienes una lista con 10 ventajas para terminar de convencerte, ¡ahí van!
- Puedes implementar hábitos y rutinas de paseo, ejercicio, juego, comida y descanso
- Te ayudará a evitar comportamientos destructivos en casa y a mantener a los cachorros alejados de los riesgos asociados a la conducta exploratoria: medicación, detergentes, cables eléctricos…
- Te permite instaurar un orden para el animal que favorece su desarrollo en un marco de seguridad y autoconfianza y reduce patologías como la ansiedad por separación
- Ofrecer al perro un espacio donde puede retirarse a relajarse y estar tranquilo y libre de estrés
- Disponer en casa de un espacio donde recluirlo con tranquilidad siempre que haya visitas que no estén habituadas, o que seamos nosotros quienes no estemos interesados en que el perro se relacione con estos.
- Facilitará su hospitalización en el caso de que el perro deba quedar ingresado en un hospital veterinario o deba guardar reposo en casa.
- Reducirá el estrés que representa viajar en coche, en tren, en barco o en avión. El transportín es un “sitio seguro” para el perro e incluso recurrirá a él de forma autónoma si quiere relajarse o estar tranquilo.
- Si practicamos un deporte canino (o trabajamos con nuestro perro), el transportín se convierte en casa: allí puede relajarse y descansar sin necesidad de que el contexto sea conocido.
- Para perros con poco control de impulsos (esos que se ponen “histéricos” cuando suena el timbre, se sobreexcitan muchísimo con las visitas, los que tienen cierta ansiedad asociada a quedarse solos, etcétera), el transportín es una herramienta impagable.
- Para el tratamiento de miedos e inseguridades; en casos graves de hiperapego y ansiedad es útil para modificar conductas y mejorar la calidad de vida del animal.
Etica y sentido común: no abusar del trasportín de perros
Todas las grandes ventajas que hemos destacado acerca del transportín se pueden volatilizar si no aplicamos dos conceptos: ética y sentido común.
¿Por qué digo esto y por qué lo comento al final? A veces por falta de ética, hay personas que utilizan el transportín por largos periodos de tiempo, sin atender a las necesidades físicas, mentales y sociales de los animales.
En ningún caso, el transportín es el lugar adecuado para que un ser vivo pase la mayor parte de su vida: no solo hablamos de perros, sino también de conejos, roedores, animales exóticos…
A nadie le gusta vivir encerrado. Un perro que vive gran parte de su vida en un transportín no puede llevar a cabo comportamientos propios de su especie. Limitar esa expresión —toda su vida— unas pocas horas de libertad al día no es bienestar.
Por mucho que la habituación al transportín esté realizada a la perfección, eso no significa que nuestros perros tengan que estar seis, ocho, diez horas en un transportín: hay una gran parte de responsabilidad y trabajo de cada uno en saber si tiene posibilidades de dar al animal la vida que debería tener, y el compromiso de educarle y ayudarle a superar sus miedos y dificultades.
Por descontado, el transportín nunca debería ser “ese lugar” donde dejar a mi perro para que no moleste (porque no tengo tiempo, porque no tengo paciencia, porque no tengo…), sea por la razón que sea, el transportín debe ser un medio para darles una vida mejor y nunca un fin en sí mismo.
¡Espero que con estas pautas e información puedas acostumbrar a tu perro al transportín y usarlo de forma coherente y segura! En breve, actualizaré la guía con vídeos, ejemplos y documentación extra. ¡Estate atento/a!
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