Los estados de calma en el perro

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En la educación canina, es importante cómo suelen gestionarse y reforzarse los estados de calma en el perro. No es raro que, entre paseos, juego, entrenamiento, etcétera, olvidemos la importancia de manejar los estados de calma del animal: para cualquier perro, no solo es muy importante construir unas pautas educativas, sino hacer que estas sean armónicas para convivir en equilibrio.

Los estados de calma y el estrés canino

La mayoría de los educadores estamos de acuerdo en que el estrés es un motor natural para generar acción y propio de cualquier organismo que se ve sometido a un nivel de exigencia.

El estrés no es ajeno a nosotros, ni es malo en sí mismo: sin estrés, no hubiésemos conseguido inventar los aviones o sacarnos una carrera en la universidad; sin estrés, un perro no aprendería jamás los fundamentos de la obediencia básica o avanzada que le permiten una vida mejor en sociedad.

Entonces, ¿cuál es el problema?

El estrés excesivo, es decir, un perro que bordea o supera los umbrales de estrés naturales es un perro que no puede estar equilibrado, y es nuestra obligación como guías ayudarle a construir estados de calma.

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En el párrafo anterior, sin embargo, no hemos mencionado que el estrés propio de cualquier ser en la naturaleza no tiene nada que ver con las prisas por pasear rápido en la ciudad, por conseguir la llamada perfecta en un par de días o la falta de tiempo para jugar o disfrutar el día a día con ellos. Mantener niveles de estrés antinaturales tiene problemas verdaderamente graves en nuestros perros que dan como resultado animales inquietos.

Premisas básicas relacionadas con los estados de calma

Dicho esto, hay que hacer un par de matizaciones:

  1. Los estados de calma son naturales en cualquier perro, por lo que el juego y el ejercicio deben estructurarse adecuadamente: tan malo es que un perro no corra, ni interaccione con otros perros, ni pise la montaña o persiga una pelota como que lo haga todo el día.
  2. La excitación constante por conseguir perros que lleguen a casa cansadísimos genera animales que omiten los periodos de calma en su día a día: podemos entrenar o jugar con explosividad —que no es lo mismo que sobreexcitando—, pero siempre respetando los tiempos de calma.
  3. Si cumplimos los dos puntos anteriores, conseguiremos perros más equilibrados, que rinden más durante los entrenamientos y, a la vez, se concentran y aprenden mejor.

Vale. ¿Y qué ocurre si tenemos un perro que, por una u otra razón, no consigue calmarse?

Toca trabajar los estados de calma, y esto lo podemos hacer como parte de su rutina y también a través de ejercicios. Vamos a valorar primero un ejercicio que une control, autocontrol y refuerzo del estado de calma, ¿os parece?

Trabajando los estados de calma en el perro

El juego y la interacción (caricias, atención, etcétera) son refuerzos utilísimos para educar y adiestrar: no solo resultan más naturales, sino que generan vínculo, con todo lo positivo de ello. Pero reforzar estados de calma en perros muy inquietos o nerviosos puede resultar complicado mediante juego o atención.

Por eso, la comida es una opción muy útil aquí.

Otras recompensas que podemos utilizar para inducir y trabajar estados emocionales es el contacto, pero a niveles muy bajos y siempre haciendo uso de la armonía y la tranquilidad en nuestros movimientos.

El objetivo último será siempre conseguir perros que sepan gestionar sus propios estados de calma, y, para ello, aspiramos a una posición corporal de descanso y relajación (lateral, con la cabeza tumbada en el suelo).

Ten en cuenta que…

Actualizado 2023. Os dejo transcrito algunas “señales” explicadas aquí, si bien os recomiendo que consultéis material mío más actual, para fomentar los estados de calma en el perro.

  1. Esperar a que nuestro perro (sin decirle nada) se siente o tumbe en el suelo, o en su cama; premiar y alejarnos.
  2. Si se tumba con las patas traseras hacia un lado (para buscar más comodidad, pero también nos indica una mayor relajación al ser una pose de mayor indefensión), también felicitaremos.
  3. Si vemos que apoya la cabeza en el suelo, también debemos premiarle.
  4. Por último, obtener un estado de relajación total se traducirá en un perro tumbado de costado, respirando tranquilo y visiblemente relajado.
  5. En este ejercicio, si se mueve o rompe el ejercicio, deberíamos volver a ponerle en quieto y empezar de nuevo, puesto que buscamos una postura corporal que induzca la relajación a nivel cerebral.

Nota: en el pasado, era habitual trabajar estas fases del ejercicio anterior como un ejercicio en el que, poco a poco, y a través de la obediencia funcional conseguíamos un perro que se “aburriese” y se “tumbase”. Si bien, en mi experiencia profesional, vale más la pena crear posiciones de “baja activación”.

Sin embargo, para acelerar esos estados de calma te recomendamos que refuerces y recompenses cualquiera de las actitudes anteriores: de este modo, estarás enseñando a tu perro cuándo tiene sentido estar activo y cuándo debería descansar. Por supuesto, todo lo que te hemos explicado en este artículo debe complementarse con las actividades imprescindibles para cualquier perro: paseo, interacción social, juego y ejercicio físico y mental, entre otras.

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Fomentar la calma sin exigir al perro autocontrol

Por regla general, no obstante, no trabajamos la calma y el autocontrol como un ejercicio único, sino que preferimos reforzar la calma por un lado y trabajar el autocontrol por otro: esto es debido a que el control y el autocontrol de un perro requiere de exigencia, y la exigencia, a menudo, suele ser sinónimo de estrés.

Antes de empezar cualquier trabajo con el perro, debemos asegurarnos de que todas sus necesidades (primarias, físicas y mentales) estén cubiertas: un perro que tiene pis o caca, excesiva hambre o que no pasea lo suficiente, es muy difícil que pueda estar calmado y, en la misma línea, que se pueda empezar cualquier trabajo relacionado con la calma.

Asimismo, si tenemos oportunidad, debemos empezar a desarrollar la calma desde que el perro es un cachorro y, a nuestro parecer, la mejor forma para ello es habituar correctamente al perro al transportín o kennel: con una buena introducción, el cachorro se adaptará fácilmente a este y lo reconocerá como su espacio particular donde estar tranquilo y relajado.

Trabajando la calma con transportín

Para trabajar la calma con el transportín, hay que haber realizado una buena habituación y positivización de la herramienta y entender que el transportín debe ser un lugar seguro para el perro.

Algunas recomendaciones que debemos seguir son:

  • Dejaremos que el perro se relaje profundamente en el transportín antes de sacarlo: de este modo, el perro aprende a estar calmado en su interior y, sobre todo, no aprende que “los nervios” conducen a salir del transportín.
  • Un buen truco es invitarlo a entrar en el transportín después de salir a pasear un buen rato y ofrecerle su comida en el interior del kennel.
  • Controlaremos siempre los tiempos: un perro habituado puede estar en el transportín varias horas, pero empezaremos siempre por minutos; el transportín es una herramienta para facilitar los tiempos de calma, y nunca para “encerrar a tu perro”.

Si no nos gusta el transportín, podemos promover estados de calma similares mediante una caseta o una cama para perros, sin embargo, como se puede ampliar en este otro artículo, las ventajas del kennel son muchas. En cualquier caso, mientras trabajamos la calma es importante retirar del alcance del perro juguetes y otros objetos que puedan generar excitación.

Enseñar al perro a… ¿no hacer nada?

Siguiendo la idea anterior, ¿qué creéis que hará un perro al que le retiramos cualquier juguete y nuestra atención? Exacto. Lo más probable es que se tumbe a nuestro lado a mirarnos o se eche a descansar, ¿verdad?

Cuando consigamos esto, podemos felicitarle suavemente con la voz y acariciarle —para los perros que se excitan mucho cuando se les acaricia, hay que hacerlo con mucha suavidad y con pasadas largas—, siempre manteniendo ese estado de calma y evitando que se rompa tras nuestra interacción.

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Generar calma a través de la nariz

El poco uso que muchos perros hacen de su olfato también genera perros poco equilibrados; por ello, fomentar la calma suele ser también sinónimo de plantear a nuestro perro retos usando su nariz: rastreo, alfombra olfativa o detección deportiva son tres opciones que harán que tu perro esté mucho más equilibrado y tranquilo.

Paseos que generan calma

¡Incluso paseando podemos generar calma en el perro! Difícil de creer a veces, ¿verdad? Eso es debido a que, muy a menudo, el paseo está asociado al momento del día en el que el perro recibe la mayor parte de los estímulos, pero… ¿y si nos sentamos en un banco tras pasear un buen rato a no hacer nada? El perro terminará por sentarse, relajarse, o tumbarse, y podemos reforzar esa calma de la que hablábamos en un punto anterior con caricias y palabras.

Como ves, la calma es un estado que, tanto en perros como en personas, podemos reforzar, pero nunca forzar. Pensemos siempre en la típica frase de madre: “¡Estate tranquilo/a!”, ¿acaso te relajabas por ella? No, porque no puedes forzar la calma, así que usemos siempre el sentido común y busquemos siempre formas de reforzar sin forzar.

Algunos consejos finales para fomentar la calma

  1. Es imprescindible que tu perro esté bien estimulado tanto física como mentalmente: esto genera equilibrio.
  2. No podemos ni exigir ni pretender trabajar la calma con perros que llevan 8 horas esperando a que volvamos de trabajar: ese perro estará ansioso por salir a la calle a hacer sus necesidades, a oler, a jugar con nosotros. La calma, después.
  3. No debemos ejercitar al perro en exceso: tanto mucho ejercicio como poco ejercicio generan perros inquietos y estresados.
  4. Asegurémonos de que no estamos reforzando la conducta de excitación del perro: ¿parece obvio, ¿verdad? Pues, a menudo, muchas conductas han sido reforzadas inconscientemente por la propia familia.
  5. Evita los juegos que generan un exceso de frustración en tu perro: por un lado, es importante conseguir perros tolerantes a la frustración, pero un exceso de esta siempre es un catalizador de estados de estrés.
  6. Pasea con el perro sin prisa. ¡Disfruta del paseo! Muchas veces es nuestro día a día aquello que no nos permite disfrutar de nuestro compañero y dejar que él disfrute con nosotros.
  7. Crea rutinas: un perro agradece siempre saber qué toca en cada momento y esto le mantiene tranquilo.
  8. No permitir que los perros tengan acceso a ventanas, terrazas o balcones puede ayudar: algunos perros se frustran y se estresan muchísimo al ver pasear por la calle a otros perros o personas o al escuchar ruidos propios de la ciudad.
  9. No es lo mismo un mastín que un border collie, o un cachorro y un perro adulto: es importante saber qué perro tenemos.
  10. ¡Fomenta el autocontrol en tu perro! Sobre este tema hablaremos en otro artículo, así que lo dejamos para la siguiente.

Por descontado, si sientes que la actitud de tu perro te supera o es demasiado inquieto, puedes contactar con nosotros: ¡estaremos encantados de ayudarte!

Cómo fomentar la calma en tu perro: conseguir perros más tranquilos

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