El mito de no saludar a tu perro

El mito de no saludar a tu perro puede suponer frustración y otros problemas comunicativos

Si hay algo que ha hecho daño, pero daño gordo, son los mitos de los adiestradores de parque y las personas que “han tenido perro toda la vida”. Uno de los que se lleva la palma es el de “no saludar a tu perro” (cuando llegas a casa) para “que no se ponga nervioso”.

Este es un claro ejemplo de simplificación y reduccionismo. O sea, en lugar de ver a un perro con sus procesos mentales, emociones y aprendizajes, creemos que haciendo esto (ignorar, por ejemplo) vamos a resolverlo todo.

Como un remedio mágico.

¿En qué consiste el mito de no saludar a tu perro?

El mito de no saludar a tu perro se apoya en algo bastante simple: en teoría (spoiler: no funciona), “si hacemos caso al perro cuando está nervioso” estaremos reforzando la atención y la conducta, por lo que cada vez se comportará de una forma más exagerada.

Por descontado, si prestamos atención a un animal, podemos estar reforzando un comportamiento, pero también debemos tener en cuenta los 10.000 depende que hay alrededor.

No saludar al perro se ha utilizado, por norma, para intentar reducir comportamientos como las conductas excitatorias (saltar, ladrar, correr), así como la ansiedad por separación. Por desgracia, a menudo, podemos empeorar el pronóstico, puesto que hay muchos elementos alrededor, como:

  • Cómo se han reforzado equis conducta
  • La expectativa del perro en esa situación
  • La gestión de la frustración (cuando no ocurre algo que el perro espera)

Y, por encima de todo, lo que siempre se nos olvida:

  • Qué otras formas premiamos y enseñamos a nuestro perro para captar nuestra atención

Plantéate algo: ¿cuántas veces le decimos al perro lo que NO PUEDE hacer?

¿Y cuántas veces le explicamos lo que SÍ PUEDE hacer?

Como extra, te recomiendo este vídeo.

https://youtu.be/0tULa_udvbc?si=eo2vbyqk2mM7iKfm

Qué hay de cierto en el mito de no saludar al perro

La mayoría de las familias caninas entiende “ignorar” como fingir que el perro no está ahí, no está ladrando, no está saltando, no está intentando comunicar.

Si volvemos a casa después de un rato, es lógico que nuestro perro se alegre; el problema es que realice conductas “desadaptadas”. Para ello, sí vale la pena no “premiar” (felicitar, acariciar) ante conductas exageradas, mientras que podemos saludar y esperar a que se calme antes de acariciarle y mimarle (lee hasta el final, porque hay “peros” también con esto).

En el caso contrario (ignorar totalmente), es probable que:

  • El perro “aumente” la intensidad de la conducta para intentar conseguir nuestra atención o como conducta que busca “cierto alivio”
  • Aumente sus niveles de frustración e incluso las demandas de atención

Te pongo un ejemplo.

Una comunicación adaptada, es lo más de lo más

Al llegar a casa, yo saludo a mis perros (“hola”, y ya). Si alguno de mis perros salta encima de mí o me ladra por excitación, yo espero unos segundos o giro el cuerpo para que no se me suba.

Espero.

Poco a poco, los perros entienden que esas conductas no sirven para llamar mi atención, mientras que acercarme, tocarme con el hocico, sentarse, sí.

A partir de aquí, podemos felicitar a los perros cuando se calmen y prestar atención.

Saludar o no saludar a tu pero
En esta foto, Terry me busca de forma constante para que le acompañe en una situación difícil para él: la visita al veterinario. El acompañamiento (tranquilo, sin nervios) ayuda a que el perro pueda gestionarlo de forma más equilibrada.

Por el contrario, si ignoro a mis perros y hago ver que no les veo, esa conducta antinatural puede provocar: que mis perros ladren más (frustración, búsqueda de atención), que aumenten sus niveles de ansiedad y estrés en esa situación (“no me hacen caso”; “no lo entiendo”).

Este tipo de técnicas, además, pueden ser contraproducentes en casos de ansiedad por separación (donde el apego ansioso hace que al animal todavía le cueste más gestionar nuestras ausencias), empeorando la relación y dificultando la modificación de conducta.

No saludar a tu perro y la ansiedad por separación

Si nuestro perro tiene ansiedad por separación, lo último que necesita es que, ante el miedo a quedarse solo o que se vaya su referente, le ignoremos o no le apoyemos, lo que aumentará el estrés y el miedo.

Además, muchos de los casos que intentan encontrar una solución simple atienden a conductas que pueden ser tanto aprendidas como reflejas, por lo que un perro que ladra o corre por la casa cuando llegas o sales, puede haber aprendido que esa conducta tiene alguna función en base a las consecuencias, pero también puede hacerlo como alivio o por asociación de estímulos (por condicionamiento clásico), perfectamente. Por lo tanto, son situaciones que vale la pena evaluar con un profesional.

La comunicación canina es algo más complejo que un libro de instrucciones para programar el DVD o instalar una aplicación. Esa es parte de su grandeza, pero puede también ser una condena para las familias que creen que un perro se educa siguiendo el paso 1, 2 y 3.

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