Informe Affinity 2024 – ANÁLISIS sobre abandono y adopción de animales

Abandono y adopción - Informe Affinity 2024

Un año más, se ha publicado el informe Fundación Affinity sobre Abandono y Adopción de animales de compañía (2023) con los datos de los doce meses previos.

Seguimos igual. Si lo leo en voz alta, me sabe agria la boca, pero es así.

  • Los abandonos se mantienen. (33 animales por hora; 785 por día; 23.890 abandonos cada mes).
  • Llevamos cuatro años con cifras de abandono estables (siguen altísimas). Hace 5 años, estábamos por encima de los 300.000 (en 2023, 286.000).
  • Las cifras de adopciones caninas son las peores en un lustro: el año pasado, solo se adoptó al 45 % de los perros de protectora.

Hay varias novedades en lo que se refiere al perfil de los animales recogidos y adoptados (raza o mestizos, edad, estado de salud, que otros años no tenían tanta relevancia en la infografía); sin embargo, yo destacaría dos puntos (quizá tres) a los que atacar: identificación (microchip) y motivos de abandono y renuncia.

Animales sin identificar con microchip

Según Affinity, el 89 % de los perros y el 51 % de los gatos en hogares están identificados. Unas cifras escasas. En este momento, por ley todos los animales deberían estar identificados.

La cuestión es que las cifras que dan ganas de llorar son otras.

Entre los animales que llegan a protectora, solo el 27 % de los perros y el 4 % de los gatos estaban identificados con microchip. En el caso de los gatos, ese porcentaje encaja con la situación de las colonias felinas y los gatos comunitarios.

La Ley de Bienestar Animal obliga a su identificación desde marzo de 2023, pero no han habido cambios relevantes desde 2019. Los porcentajes eran casi idénticos.

Motivos de abandono y adopción animal

Los principales motivos de abandono se mantienen, con algún cambio menor. Un año más, las camadas no deseadas representan el 15 % de abandonos, sigue la pérdida de interés  (13 %), problemas de comportamiento (12 %), fin de la temporada de caza (11 %), factores económicos (10 %) y traslado (9 %).

En total, esto representa 6 de cada 10 abandonos.

Se suman otros motivos, que se han desglosado en el informe:

  • alergias,
  • ingreso en hospitales,
  • falta de tiempo,
  • hijos,
  • divorcios,
  • vacaciones,
  • pérdida de empleo,
  • riesgo de toxoplasmosis…

¿La realidad? Todo resulta aterradoramente similar, como el día de la marmota.

Entre las adopciones, los cachorros (que son un alto porcentaje de los animales que llegan a refugios provenientes de camadas no deseadas) siguen teniendo una pequeña ventana (algo mayor) durante los primeros meses.  En ese momento, las posibilidades de ser adoptados siguen siendo mayores. El abandono y la adopción de perros y gatos, según el informe, no está restringido a mestizos o animales de raza, pero Fundación Affinity no aclara si existen más posibilidades de salir adoptado.

Según las entidades: […] consideran que las características del perro que más retrasan su adopción son, por orden de importancia:

  • pertenecer a una de las razas consideradas por la legislación vigente como potencialmente peligrosas,
  • mostrar algún problema de comportamiento,
  • ser de tamaño grande,
  • sufrir alguna enfermedad crónica
  • y tener una edad avanzada.

El menor número de perros adoptados está muy vinculado a las buenas cifras durante la covid, que “maquillaron” un poco los resultados y al actual descenso de las adopciones internacionales.

Affinity plantea las mismas soluciones

Desde la Cátedra Fundación Affinity, se plantean las mismas cuatro soluciones que se repetían en años anteriores:

  • Identificar a perros y gatos para evitar más camadas no deseadas
  • Esterilizar a los animales a través de estrategias de control responsable de la reproducción
  • Educar al animal para mejorar el vínculo y la convivencia
  • Adoptar para paliar el problema del abandono

Ley de Bienestar Animal, ineficiente

Por desgracia, estas estrategias resultan ineficaces o insuficientes en un contexto en el que seguimos anclados en el maltrato y el abandono.

  • La Ley de Bienestar Animal no ha conseguido sentar bases reales para el cambio (¿qué pueden hacer las asociaciones y protectoras diferente frente a los años anteriores?).
  • Seguimos sin contar con herramientas o mecanismos para frenar los principales causas y motivos de abandono y promover la adopción.
  • Se presupone la buena fe de las personas, pero no se ha establecido reglamento para un control más eficiente ante posibles violaciones de la ley.
  • Se sigue delegando una gran carga de trabajo en la figura del voluntariado sin medios y, a menudo, sin formación suficiente, el “técnico municipal con escasa formación” y los CFSE (Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, como la policía local).

Faltan leyes que impidan que los cazadores dejen a los perros en la puerta de la protectora en lugar de dispararles; faltan leyes para que, quien se responsabiliza de un animal, pague por él. En especial, se acentúa la ausencia de un reglamento que aplicar ante personas que no están de acuerdo con modelos más éticos y a los cuales tampoco se les puede frenar o establecer medidas disuasorias: fin de la temporada de caza, pérdida de interés, animal que no se concibe como miembro de la familia o prioridad, etc..

Este año, como explican en el vídeo promocional de la campaña, recuperan la famosa imagen del perro del año 1988 (él nunca lo haría). “Porque aunque hayamos avanzado en muchas cosas, queda camino por recorrer”, dicen. Desde luego, este año viene que ni pintado, y no sé si avanzamos lo suficiente bien, ni lo suficiente rápido, por los perros y los gatos que sufren en España.

Abandono y adopción, una visión voluntarista

Como dato final, creo que es momento de dejar de cargar casi toda la responsabilidad en (una parte de) la ciudadanía, y en la buena fe de las personas, y establecer una inversión adecuada para los centros de protección, las asociaciones y las colonias felinas. A mi modo de ver, el reglamento adaptado (y, poco a poco, actualizado) de la Ley de Bienestar Animal debe dar una parte de los medios (económicos y herramientas prácticas) para poder reducir el problema del abandono. El resto, debería ser inversión del propio estado.

En teoría, la Ley de Bienestar Animal también iba a dotar de mejores presupuestos… ¿Alguien sabe algo?

Os animo, una vez más, a leer el estudio completo.

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