¿Te has planteado por qué es tan importante acostumbrar a tu perro a los espacios públicos? Esta es una de las principales preocupaciones de los guías caninos: el buen perro de familia es aquel animal que gestiona (aguanta) todo en todas partes: centros comerciales, metro, parques, calles muy transitadas…
No obstante, este punto está muy vinculado a la genética (1), la gestión emocional de cada individuo (2) y el trabajo educativo que hayamos realizado con él (3), entre otras cuestiones.
Desde mi perspectiva, hay dos cosas que tener muy en cuenta:
- Esperar que tu perro responda con una gran obediencia y unas pautas educativas adecuadas (sentado, tumbado, junto, venir a la llamada, manejo de la correa, no estirar…) sin esfuerzo es una quimera. Acostumbrar a tu perro a los espacios públicos y a las situaciones cotidianas parte de integrarlo en su rutina. Punto.
- La selección genética y las necesidades del individuo deben cubrirse y el contexto debe permitir un desarrollo óptimo. Por eso, hay cientos de PLC comiéndose pisos en el centro de las ciudades o hay que tener presente que un pastor belga o un border collie no necesitan lo mismo que un carlino o un bichón.
Perro adaptado vs. perro contenido
Es importante entender la diferencia entre un perro adaptado a un espacio (el animal entiende las reglas no escritas que ha aprendido, por regla general, por CC y aquellas escritas-aprendidas, por regla general, por CO) y un perro controlado y/o contenido.
CC = Condicionamiento clásico
CO = Condicionamiento operante
En el primer caso, el perro habrá integrado y perfeccionado, paulatinamente, muchas de las “premisas sociales”, mientras que, en el segundo, lo hará según lo que haya trabajada con el guía mediante el aprendizaje de conductas reforzadas y la eliminación de conductas ignoradas o inhibidas.
Debemos tener en cuenta que este tipo de trabajo debe ser:
1- Progresivo, ya que incluso las conductas simples (no bajar de la acera al pasear, no saludar a desconocidos o a cualquier perro que vea…) suponen un aprendizaje basado en la “prueba y el error” (conductas ignoradas o, principalmente, castigadas en el entorno o por el entorno).
Intentemos tomarnos las experiencias como oportunidades/posibilidades y los errores* como aprendizajes que integramos y que debemos ir «corrigiendo». Para ciertos perros puede ser difícil aprender a respetar grupos de gente mientras no tiran de la correa, se adaptan a contextos artificiales, ruidosos o masificados (como un centro comercial o el metro).
(Además, valoremos siempre el riesgo de ese error. No os imagináis cuántas veces he tenido que explicar a guías que el riesgo o la exigencia de enseñar equis conductas en medio del Paseo de Gracia de Barcelona no compensa.)
2- Tener presente la distancia, el tiempo de exposición y los estímulos. Si, además de progresivo, el aprendizaje tiene presente cuán cerca (distancia), cuánto tiempo y con qué intensidad está el perro expuesto al contexto, a los grupos de gente, al nivel de ruido, etcétera, todo avanzará más rápido.
Algunos elementos que tener en cuenta pueden ser:
- ¿Estamos al aire libre o bajo techo/tierra?
- ¿Cuántos ruidos hay? ¿Cuánta gente hay? ¿Cuántos seres vivos por m2?
- ¿Cuántas dificultades debe enfrentar el perro? Tamaño del animal, tensión de la correa, estímulos que le dan miedo o inseguridad…
- ¿Con qué herramientas cuenta el perro y el guía? ¿Obediencia? ¿Correa?
- ¿Estamos en un contexto que ofrece libertad de movimientos con supervisión del guía o en un contexto que exige control?
* Cuando hablamos de «errores» ten siempre en cuenta que se trata de (nuestras) expectativas de lo que debería hacer tu perro en un entorno que no es el natural para ese animal y con las herramientas que tú le estás ofreciendo para adaptarse al contexto y mejorar su capacidad de adaptación en el mismo.
3- La edad del perro y las particularidades. ¿Tu perro tiene problemas de movilidad? ¿Es un cachorro? ¿Tuvo una mala socialización temprana? ¿Tiene miedo a otras personas? Según cada caso, nos encontramos con una serie de premisas que debemos tener en cuenta. Quizá un perro con miedo a las personas no debería estar en un centro comercial, por ejemplo, y un cachorro sin problemas puede pasear un rato y acostumbrarse, pero si nos quedamos ahí 8 horas, también puede acabar sobreestimulado. Sin entrar a valorar… ¿qué necesidad hay de que estemos exponiendo al perro a ese contexto?
Acostumbrar a tu perro a los espacios públicos pasa por entender que «público» no es sinónimo de natural y que, a menudo, lo que nosotros necesitamos o le pedimos, él no tiene ninguna necesidad de hacerlo.
Buen comportamiento en grandes superficies
En grandes superficies (centros comerciales, mercados, etc.) se juntan muchos estímulos difíciles de gestionar para los perros y en cantidades enormes: grupos de gente, ruidos, olores, espacios artificiales…
Por un lado, ¿qué tipo de perro tienes? ¿Es un perro seguro, sociable, con unas buenas bases de paseo? ¿Disfruta de ese contexto o, simplemente, lo tolera? ¿O ni tan siquiera eso?
A partir de aquí, podemos trabajar algunas habilidades que nos resultarán útiles para gestionar esta situación:
- Ejercicios de manejo de correa
- Relax o inducción a la calma en zonas seguras
- Trabajo de posiciones/obediencia funcional (sentado, tumbado, ladeado) y quieto
Por regla general, yo suelo agregar dos ejercicios en contextos menos exigentes y, poco a poco, los llevo al contexto que nos puede dar problemas.
Manejo de correa larga o multiposición
Cuando empezamos a enseñar a pasear a un perro, hay tres ejercicios que suelen ser muy útiles: el manejo de la tensión, los cambios de dirección y reforzar el instinto de seguimiento.
Una vez el perro ha entendido los ejercicios con correa larga, podemos empezar a trasladar estos ejercicios a distancias más cortas y exigentes.
Manejo de correa en corto (con variaciones)
Por regla general, muchos guías han trabajado esto a la inversa, pero no tiene ningún sentido aprender a multiplicar antes de saber sumar, ¿verdad?
En mi experiencia profesional, siempre me ha resultado más sencillo y menos frustrante para todos trabajar con mayores distancias y, a posteriori, reducir los metros de correa y aumentar la exigencia. En el caso de que esto no sea posible en tu contexto, buscaría otros contextos donde trabajar y me apoyaría mucho en el refuerzo continuo.
Saludo adaptado a perros y personas
Más allá del paseo y la adaptación del perro a grandes superficies, las familias con las que trabajo encuentran muy útil crear un saludo adaptado a personas. Sobra decir que, si el saludo no es correcto o es disfuncional directamente, será mejor trabajarlo en contextos menos exigentes primero.
A partir de aquí, para crear un buen saludo, contamos con varias opciones:
- Podemos sentar al perro y hacer que espere la interacción de la persona en una posición estática
- Podemos reforzar conductas adaptadas (se acerca sin saltar, huele la mano, espera caricias…) y evitar aquellos no adaptados con ayuda de la correa y la no-interacción de terceras personas (castigo negativo)
- En perros con mala gestión emocional (se frustran por llegar a la persona a saludar, por ejemplo), podemos crear un encadenamiento sencillo de conductas que le permite conseguir lo que quiere (atención) sin recurrir a conductas desadaptadas para nosotros (saltar, mordisquear, ladrar, etc.)
- Por ejemplo, un sentado y un target de mano previo a la atención de la persona
- De este modo, evitamos la conducta desadaptada y ofrecemos una alternativa funcional al perro
- Si el perro recurre a la conducta desadaptada, retiramos la atención y el reforzador (persona)
- Poco a poco, extinguirá la conducta castigada (retiramos atención) y reforzará la adaptada (sentado, target, etc.); sin olvidar que dotarle de esas herramientas facilitará un aprendizaje que minimiza el error.
- Por ejemplo, un sentado y un target de mano previo a la atención de la persona
¡Espero que estas ideas te ayuden a crear buenas pautas con las que acostumbrar a tu perro a los espacios públicos!