Te imagino diciendo en voz alta: «Oye, no sé si esto trata de cuidar de un perro en acogida, de adopciones responsables o de residencias caninas. ¡Que se explique un poco este tipo!».
¿Este tocho de qué va?
Respuesta corta: de las tres cosas, va. Y te lo voy a dejar muy bien organizado, por si no quieres léertelo todo, tranqui.
Respuesta no tan corta: Si te gustan los bichos, cuidar de un perro, un gato o un cerdo vietnamita en acogida es una de las experiencias más bonitas que puedes vivir. De verdad. Yo he vivido las tres y, también, he cuidado murciélagos, pájaros, tortugas, gallinas y otros bichos varios.
La realidad es que las residencias caninas, las acogidas temporales y la incorporación de un nuevo perro al hogar tienen muchísimas similitudes y, en este artículo, me ha dado por relacionarlas (y explicarte el porqué). Uno de los supuestos más complejos, aun así, es integrar un nuevo perro en un contexto en el que ya hay perros en la familia, ¿verdad? Este artículo trata sobre ello.
Perros en acogida, recién adoptados y residencias caninas
Hacer acogidas temporales de perros me ha sido de inmensa utilidad para empezar a plantear los principales servicios en Dog Ventura (sobre todo, las residencias caninas), porque son prácticas avanzadas para:
- Aprender a controlar los espacios en casa y en exteriores
- Hacer presentaciones positivas para todos los miembros de la manada (algo en lo que mi amiga Rakaèle Lenoire es una verdadera crack, aunque a veces su casa parecía el santuario aquel de Costa Rica en versión mini)
- Practicar educación canina y observar todo tipo de señales de calma/apaciguamiento y advertencia del lenguaje de los perros
- Identificar los puntos más importantes a tener en cuenta en la convivencia con perros o perros y otros animales
Integrar un perro en acogida en una familia con perros
Gracias a todo lo anterior, hoy puedo plantear la experiencia de un perro en acogida de una forma muy similar a la incorporación de un nuevo animal en casa o las residencias caninas.
Por otro lado, la principal diferencia que veo entre los tres supuestos es que, si una acogida temporal o una residencia, no permite el tiempo suficiente para integrar de forma positiva y segura el nuevo miembro, no lo hago, o lo hago a lo largo de varios servicios; en el caso de una adopción, puedes ir, poco a poco, pero el objetivo final siempre será la convivencia.
A continuación, escribo un rato sobre algunas de las cosas que he aprendido y se pueden aplicar a las tres situaciones. Ojalá te sea útil.
#1. Siempre marcarse objetivos y una estructura de trabajo, pero nunca plazos cerrados
En las «resis», yo no busco una gran cartera de clientes, sino familias felices y fieles a mi metodología que confíen en mi trabajo: si el perro necesita 3 residencias para empezar a sentirse cómodo e interactuar con mis otros perros, lo hacemos; si el perro es reactivo, miedoso e inseguro y tiene que solventar estos problemas con un educador, o es muy viejecillo/a y la familia ha decidido no hacer este trabajo ahora, le ofrezco un contexto seguro, pero carente de riesgos (espacio aparte, paseos individualizados, atención personalizada, etc.).
En las adopciones, ocurre lo mismo y también deberíamos primar siempre el bienestar presente del perro en acogida. Vale más avanzar a paso seguro que tropezar tres veces con la misma piedra y generar malas experiencias que van restando a nuestra relación de convivencia.
#2. Puntos de la acogida donde poner especial atención
Ante todo, pongo especial atención a:
- Que los perros se conozcan siempre en un contexto neutro. Mejor la calle, pero no cualquier calle (espacio tranquilo, con otros estímulos, pero sin que esté saturado de inputs; positivo para todas las partes, limitando la competitividad por los recursos en la medida de lo posible…)
- Por el contrario, presentar a los perros en contexto «casa», puede generar, entre otros, problemas relacionados con la territorialidad y la protección de recursos, tanto para el perro «visitante» como para los que consideran como propio el territorio (olores, juguetes, espacios), pudiendo incentivar conductas y emociones de territorialidad, inseguridad y hasta miedo, pero, sobre todo, haciendo muy difícil que sea positivo y relajado para todos.
- En el exterior (calle, espacios abiertos, neutros: contexto controlado y tranquilo, ¡por cierto!), será más sencillo vincular la presencia de otro perro a una experiencia positiva con caricias, premios y atención sin dejar espacio a la competitividad (recuerda siempre que tu atención también es un recurso).
- Restringiendo la visibilidad y utilizando transportín o kennel dog (con mis perros o con perros que ya han positivizado y habituado a la herramienta). En acogidas y nuevas adopciones, en paralelo a los paseos y las presentaciones en la calle, dedico los primeros días a acostumbrar al perro al transportín.
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- Si eres contrario/a al transportín (¡¿por qué?! ¡si es la caña!) puedes habilitar diferentes espacios para los perros, lo que no debería ser complicado si, por lo menos, tienes tres puertas en tu casa o piso.
- Te recomiendo leer estos artículos sobre transportín para ver si has entendido bien cómo lo usamos en educación canina y por qué es muy positivo para tu perro y, bien usado, nunca es un castigo:
- Acostumbrar a tu perro al transportín, en Dog Ventura (eBook)
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#3. ¿Los perros saben que hay un perro en acogida en la casa?
Por descontado, los perros saben que hay otros animales (por el olor), pero con una buena educación y unos límites claros en casa (educación canina: qué puede y qué no puede hacer el perro) bien entendida, no debería haber ningún problema.
Este es un punto en el que hay que remarcar varias cosas:
Marcar límites a los perros
Si convivimos o tenemos bajo nuestro cuidado a perros sin límites bien marcados, habrá que estar encima de ellos y, sobre todo, asegurarnos de que, aunque prueben nuevas conductas «creativas» para conseguir su objetivo, no pueden realizarlas con éxito y salir reforzados: si estamos cuidando de un perro en acogida que sabe abrir puertas, por ejemplo, lo mejor será poner pestillos para que no siga reforzando esa conducta
¿Qué ocurre con perros reactivos o agresivos?
Con perros reactivos o agresivos, así como acogidas/residencias muy breves, yo omito presentaciones a menudo; si nos hemos decidido a acoger un perro (con problemas de conducta) durante un tiempo indeterminado, lo mejor es marcar una estructura clara y tratar de avanzar poco a poco.
Períodos de adaptación
En las primeras residencias, establecí un periodo de adaptación para mis perros y mis gatos, que mostraban cierta inseguridad ante la situación (cuando empecé a hacer residencias, convivía con una cerda vietnamita, dos gatos y cuatro perros), pero al no haber nunca estímulos negativos asociados (y, a menudo, sí positivos: tanto en el contacto directo, como con huesos y juego extra para mis perros y para los otros perros), dio paso a una habituación, sin que exista a día de hoy sobreexcitación ni excesiva curiosidad, porque entienden que, si yo no les doy acceso, no pueden llegar a ese estímulo (además, como ya he dicho, se trata de un estímulo mucho menor, porque no tienen visibilidad del mismo).
#4. Momentos más importantes de la convivencia con el perro en acogida
A medida que el perro nuevo o la acogida se va integrando en el contexto, considero que lo primero que tienes que obligarte es a confiar en tus animales: tú les conoces y sabes hasta dónde puedes llegar.
Muchos/as compañeros/as que hacen residencias caninas en casa, dejan a sus perros con los perros de los clientes: yo me niego a hacer eso, porque aunque puedo confiar en mis perros mucho, sé que la agresión es una parte de la comunicación del perro (y no quiero que esto ocurra y, mucho menos, sin mi presencia). Por el contrario, también tengo compañeros/as que no están de acuerdo en que yo integre en el grupo (mi manada) a perros de clientes cada dos por tres.
Dicho esto, para mí, hay dos momentos mucho más importantes que el resto:
Las primeras veces que tus perros interactúan con el perro en acogida
Dejar que los perros se conozcan y comuniquen en el contexto “casa” debe ser nuestro objetivo principal: mejor empezar en espacios más abiertos, si es posible y, si los hubiera, en una terraza, un jardín. etcétera.
Para ello, el ambiente debe ser relajado y no invasivo para ninguno de ellos (es decir, si tienes una manada de 3 o 4 perros, no te recomiendo en absoluto que les sueltes a la vez para que conozcan al perro en acogida: salidas, paseos, presentaciones en calle, presentaciones individuales en casa, convivencia de grupo). Por otro lado, no tengas miedo en intervenir y separar si lo ves necesario, aunque es importante que dejes cierto margen a los perros para que gestionen la situación.
Dejar a los perros solos en casa
¡Ojo! Yo considero que, en una adopción, no se debería correr para plantear esta situación, si no nos quedamos tranquilos/as. En acogidas o residencias, yo soy contrario y no creo que exista necesidad.
Como ya he avanzado arriba, en mi casa, por lo menos, mis perros o los perros en acogida o residencia no comparten habitación ni hay forma de que tengan acceso unos a otros si yo no estoy en casa. Es un modo de no sufrir y de mantener siempre una supervisión activa de las interrelaciones. Por descontado, un enorme porcentaje de los perros (que no todos) saben gestionar situaciones de conflicto, pero como, puede darse el caso, de que la gestión sea un marcaje, yo prefiero no tener que llegar ahí.
Además, si existe una situación de tensión, reactividad o agresividad, quiero estar presente y, siempre que sea posible, entender cuál ha sido el detonante
(que, a menudo, te quedas con cara de bobo por mucho que estudies etología y conducta, por cierto).
Elementos para gestionar los espacios del perro en acogida
El pestillo, tu nuevo mejor amigo
Tengo puestos pestillos en las puertas de las habitaciones (cual manicomio canino) para gestionar con mayor facilidad los movimientos de los perros: les enseñé a abrir y cerrar puertas y ahora esto se ha vuelto en mi contra esto.
Los perros deben aprender a no hacer nada
He acostumbrado a mis perros a no hacer nada (lo que, técnicamente, llamaríamos alargar la expectativa ante el refuerzo hasta que la expectativa «desaparece», porque ya «funciona» a largo plazo*)
Quizá esta es una de las cosas más importantes que he aprendido en mi formación (sigo aprendiendo a diario, ya lo sabéis) es que el perro tiene que tener previsibilidad en su rutina, pero también entender que hay momentos de no hacer el huevo (en parte, esto es lo que otorga también esa previsibilidad).
Un perro con una buena estructura de paseos, juego, comidas, atenciones y rutina sabe que hay momentos en los que no se espera nada, en los que no se hace nada, en los que se aburre incluso y sabe gestionar ese aburrimiento. Eso es parte de ser perro y de ser persona.
El perro en acogida (o adoptado, o en residencia) es uno más
Uno de los grandes errores es destinar una atención mucho mayor al perro adoptado o acogido (sobre todo, si se trata de un cachorro). No es que los otros perros vayan a tener celos, pero sí pueden ver amenazada su posición en relación con las atenciones que tú diriges hacia unos u otros.
A partir de aquí, el perro que quiere tu atención, podría ir desde estar más apegado a ti, a ponerse en medio o generar reactividad con el otro animal (pues entiende que ese será el estímulo que ha modificado la situación y el contexto, ¿lo pillas?). El nuevo perro o la acogida entra en conflicto, en este caso, con lo que tus perros quieren de ti, por lo que está claro que no debes permitir llegar a ese extremo e integrar la nueva situación afectando lo mínimo posible a tus perros.
* NdA: ¡Espero que este artículo sea de ayuda en tus acogidas! He tratado de no hacer un texto excesivamente técnico, por lo que, por ejemplo, no he profundizado en cuestiones como la «permanencia de un quieto en un perro» y la eliminación de la expectativa/extensión de la expectativa hasta que ya funciona a largo plazo, entre otros. En el podcast, hablo con más detalle sobre este tema. Si tienes dudas o quieres ampliar información, ¡puedes comentar o escribirme un correo o un whatsapp!
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