¿Cómo encontrar un buen educador canino?

Grupos de educación canina

Cuando buscamos un buen educador canino es muy normal que no sepamos exactamente qué podemos esperar.

¿Cuántas veces nos han dicho en el parque que vayamos al veterinario cuando nuestro perro tiene miedo o muestra agresividad?

Por descontado hay veterinarios que tienen formación como educadores caninos o han estudiado etología, pero el primer gran problema es que nos falta información para diferenciar qué es un educador canino, un adiestrador, un etólogo y un veterinario.

¿Estamos de acuerdo? Pues vamos a resolver esto.

Quiero adiestrar a mi perro, voy a ir a preguntar al veterinario…

¡Quieto parado!

En España, hay que empezar a hacer pedagogía de qué atañe a cada profesión (puedes leer el enlace que te dejo ahí arriba después).

  • Un veterinario, por definición, se ocupa de la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades, trastornos y lesiones en los animales no humanos.

No tiene por qué tener conocimientos sobre problemas de comportamiento, cognición o educación canina: el veterinario, sin especializar, es un médico de familia del mundo animal. Es más, si analizamos los cinco años de carrera en la Universidad Autònoma de Barcelona (UAB), por ejemplo, comprobamos que solo hay una asignatura sobre etnología y etología el primer año.

Un buen educador canino siempre complementa al veterinario

De este modo, cuando el crío va mal en matemáticas, ¿qué hacemos? ¿Lo llevamos al pediatra o le ayudamos con clases particulares? Un veterinario no tiene por qué tener conocimientos de etología canina (estudio del comportamiento animal) ni conocer herramientas o técnicas propias del adiestramiento: a no ser que sea un veterinario se haya formado en la rama de la etología y el adiestramiento, ir a un veterinario a preguntar sobre el manejo de la correa, «halties» (ronzal), bozales o collares es como ir al pediatra a preguntarle sobre cómo resuelve el niño los problemas de trigonometría.

Aquí el resumen para lectores vagos:

  • ¿Tu perro tiene dolor? (físico/orgánico) o quieres descartar posibles patologías: veterinario
  • Si quieres diagnosticar un problema de comportamiento: etólogo o educador canino con formación en etología (o ambos profesionales trabajando en equipo)
  • Estás intentando enseñar a tu perro obediencia (sentado, tumbado, ven, mírame) o pautas de educación (no te comas al cartero, no hagas pis en casa, pasea sin tirar de la correa), estás buscando, por este orden, a un adiestrador o a un buen educador canino

Por supuesto, todas estas ramas del árbol «perro» se complementan entre sí.

  • Para corregir un problema de conducta (por ejemplo, un perro miedoso que ha generado una reactividad con agresión hacia otros perros) necesitarás de herramientas de control y autocontrol que nos da la obediencia;
  • un perro con una malísima gestión emocional quizá necesite de un etólogo que pueda prescribir medicación para disminuir los niveles de estrés y ansiedad antes de tratar el problema real,
  • y así, un largo etcétera.

Esto es lógico: son profesiones que se apoyan unas a otras y, hay casos de profesionales que son educadores/as, etólogos y veterinarios, pero se trata de la minoría.

A continuación, lo explicaré con más detalle, pero es muy importante que el profesional pueda acreditar la formación teórica y práctica para asegurarnos que es la persona adecuada para el trabajo.

Encontrar a un buen educador canino

Nosotros, como educadores y adiestradores caninos nos centraremos en cómo creemos que podemos convencerte de que tienes delante al profesional que necesitas: si esto, además, te cuadra con nuestro equipo, ya estás aquí, ¿no? Así que mejor que mejor.

Vamos a darte unas pautas para que sepas distinguir quién puede ofrecerte un buen servicio y quién no va a poder ayudarte. Por supuesto, esto en gran medida dependerá de cómo encajen las tres piezas de las que paso a hablar a continuación: el perro, el guía y el profesional.

Grupos de educación canina

El trinomio perro, guía y buen educador canino

Para que cualquier obediencia o modificación de conducta tenga éxito hay tres puntos que tienen que complementarse: el guía debe estar de acuerdo con la metodología del educador (1), la metodología se adapta y es respetuosa con el problema a solucionar (2) y el guía cree en el sistema y trabaja siguiendo las pautas que ha marcado el profesional (3). Para esto existen las entrevistas y las sesiones de evaluación, para conocernos, poder diagnosticar al perro, comprobar cómo trabaja el profesional y decidir si nos sentimos a gusto o no creemos que se vaya a generar una relación positiva.

El ejemplo más típico que muchos guías rehuyen es aquel adiestrador que solo trabaja mediante el refuerzo negativo y el castigo positivo (por ejemplo, algunos de los métodos del “famoso” Borja Caponni del programa Malas pulgas) con los que los propietarios no se sienten conformes. Otros ejemplos: perros en contextos estresores que la familia no puede llevar a otros espacios para estabilizar los niveles de cortisol y modificar una conducta; guías o familias que afirman que no tienen tiempo para implicarse en el aprendizaje o la modificación de una conducta del perro… A partir de aquí, en Dog’N’Roll creemos que hay que cumplir unos requisitos básicos para ofrecer la confianza necesaria como adiestradores, educadores o etólogos. Para nosotros, son cinco.

1. Sinceridad en el trabajo

En muchos casos, la falta de experiencia o conocimientos lleva a muchos educadores a coger casos que no pueden gestionar. Un buen profesional te dirá por qué es la persona adecuada para el trabajo y te podrá explicar cómo plantea esa obediencia o modificación de conducta; un buen profesional también te dirá por qué no es la persona adecuada para el trabajo o por qué cree que el perro no puede mejorar en un contexto concreto o sin una implicación suficiente por parte de la familia. En definitiva, un profesional canino debe ser, ante todo, sincero con sus clientes: los perros son una parte imprescindible de la familia y, como familia, merecen todo nuestro respeto como profesionales.

2. ¿Qué formación tiene el profesional y su equipo?

El problema de la falta de un reglamento oficial en el BOE genera una inseguridad enorme en este sector. Hay personas ejerciendo tras realizar un curso de 20, 50 o 100 horas de educación canina y, como clientes, es muy importante poder consultar la formación de ese profesional (o pedírsela, directamente): dónde se ha formado, qué formación ha realizado, a qué seminarios o qué docentes y escuelas de formación tiene de referencia… Todo esto, además, nos permitirá acercarnos un poco a la filosofía de trabajo del educador o educadora.

3. ¿Cuánta experiencia práctica tienes?

En la educación canina y el adiestramiento, hay que saber la teoría, pero también tener práctica: o sea, manejo. Como en cualquier otra profesión, no vale ponerse a resolver casos difíciles sin haber resuelto antes unos cuantos más sencillos o bien haber estado trabajando de la mano de un profesional con reputada experiencia que nos haya hecho de guía. Entendamos, pues, que un profesional debe contar con una base teórica que sustente un trabajo práctico: detrás de nuestro trabajo hay ciencia, pero trabajamos con seres vivos que merecen respeto y un manejo adaptado a sus necesidades.

Juego con instinto de caza - Buen educador canino en Barcelona

4. ¿Qué método utilizas? ¿Encajan conmigo y con la relación con mi perro?

El profesional que escojamos deberá proponer pautas y ejercicios que encajen con la relación positiva que queramos conseguir con nuestro perro.

Por supuesto, tiene que saber explicar y defender el por qué de sus premisas y, sobre todo, plantear un trabajo que no nos haga sentir mal: un perro con graves problemas de ansiedad tendrá que aprender a gestionar esa ansiedad con nuestra ayuda y la del profesional y, por lo tanto, aun dotándole de herramientas de gestión emocional, no siempre será un proceso 100 % positivo para él o ella: ¿significa esto que estamos haciendo sufrir a nuestro perro? Para nosotros, no.

Como educador, considero que el estrés, en su justa medida, es parte fundamental (y motor) de nuestras vidas y nuestro aprendizaje (es distinto estar un pelín estresados porque tenemos mucho trabajo, que estar trabajando de 6 de la mañana a 12 de la noche, ¿o no?), pero eso no quiere decir que debamos generar ansiedad o frustración en los perros, ¿verdad? Si el adiestrador/educador no ve la vida con perros como tú, quizá no es el profesional que necesitas; es mejor que tú sigas buscando y que él ayude a aquellas familias con una filosofía más acorde a su mentalidad.

5. ¿El perro se lo pasa bien?

¿Hay una relación como la que tú tienes y quieres entre el profesional y tu perro? ¿Hay algo que tú no harías o no entiendes el por qué? Estas son solo algunas preguntas más que debemos hacernos. Por supuesto, incluso los mejores profesionales tienen que enfrentarse a problemas que aparecerán en el perro; algunos ejemplos son el estrés o la frustración del animal, que es algo natural en cualquier ser vivo. Pero un buen educador o adiestrador deberá comunicar, saber explicar y estructurar el trabajo y, ante todo, ayudarte a conseguir la relación que tú quieres con tu perro.

¿Dónde encontrar a profesionales como estos? La mejor referencia son siempre personas de nuestra confianza que nos recomiendan; por supuesto, las buenas opiniones por Internet y la transparencia en el trabajo son puntos a tener en cuenta.

Si las respuestas frente a las preguntas anteriores son positivas, seguro que encuentras al buen educador canino (o centro) que estás buscando.

 

¡Ladra con nosotros!

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