Cómo pasear a tu perro sin correa

La mayoría de las personas que conviven con perros aspiran a crear una relación que les permite pasear a su perro sin correa de vez en cuando. Esto es algo genial tanto para nosotros como para nuestros perros, que pueden disfrutar de un buen rato de diversión con mayor libertad: oler rastros, jugar con otros perros, o, simplemente, relajar la exigencia que lleva implícita una correa.

No hay nada como el paseo en la vida de un perro: el perro es movimiento; en la naturaleza, un perro pasaría gran parte de su día moviéndose (buscando comida, oliendo, explorando) y eso es exactamente aquello a lo que aspiramos con el paseo: prevenir el estrés, mantener a tu perro en buen estado de salud… Y, aunque a menudo es una norma social (y hasta normativa municipal), pasear con correa resulta mucho menos natural que hacerlo con una total libertad de movimientos, por lo que también debemos encontrar los momentos y los espacios para ofrecerle esta libertad.

¡Pero primero! Tres consideraciones que debemos tener presentes cuando nos decidimos a enseñar a nuestro perro a pasear sin correa, ¿vale?

  1. Para que el perro aprenda a pasear suelto, debe saber pasear con correa: ¡son trabajos complementarios, nunca excluyentes! ¿Puede un perro pasear genial sin correa y fatal con ella? Claro que sí, pero, sabiendo que hay muchas situaciones donde necesitarás una correa, ¿no crees que es mejor enseñarle a pasear con ella primero?
  2. Antes de empezar a pasear a tu perro sin correa, es recomendable que cuente con una obediencia básica
  3. Cada perro es un mundo; cada ambiente es distinto; hay que esforzarse por entender a nuestros perros y prever las situaciones de peligro: ¿podemos fiarnos de nuestro galgo con mucho instinto de caza en un entorno lleno de liebres o de gatos?, ¿seguro que podemos llevar suelta a nuestra perra durante el celo? ¿Y cuando existen autovías con mucho tráfico y un riesgo alto de que pueda ocurrir algún incidente? Son situaciones en los que es muy probable que el perro o la perra no pueda (ni deba) pasear sin correa. ¡Y no pasa nada! Busquemos siempre contextos y momentos adecuados.

Consejos básicos para pasear a tu perro sin correa

Solo hay una orden que tu perro debe conocer para que puedas enseñarle a pasear sin correa: la llamada. Si tu perro tiene una buena llamada, no necesitas nada más para enseñarle a pasear sin correa, pero (sí, hay un pero) lo mejor es que haya aprendido e integrado una obediencia básica que cuente con el sentado/levantado, el quieto y la llamada. ¿Y por qué es tan importante que cuente con una obediencia? Por lo que te comentaba hace un par de líneas: cada ambiente es distinto, tu perro y tú vais a vivir innumerables situaciones.

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Pasear a tu perro/a sin correa también es contexto/ambiente

Habrá mil situaciones en las que tu perro no actúe como esperas. No es lo mismo un sentado cuando tiene a cuatro cachorros intentando llamar su atención que un sentado en casa sin distracciones, ¿verdad? Aquí ocurre lo mismo: empezaremos en contextos con pocas distracciones y aumentaremos la exigencia poco a poco; si no podemos predecir su comportamiento, o no está habituado al lugar, no deberíamos pasear sin correa todavía.

La mejor opción: parque o espacio abierto seguro, sin peligros, con pocas distracciones y con una correa larga todavía puesta mientras le enseñamos a pasear sin correa: el peso de la correa y la textura facilita la adaptación y el aprendizaje a esta forma de paseo desconocida hasta la fecha (para él o ella). Hazlo siempre de forma paulatina y por pequeños periodos de tiempo, y, por encima de todo, premia todo aquello que nos interese (acercamientos, distancia, atención del perro, autocontrol, etcétera).

Ampliar los espacios seguros, poco a poco

Una cosa es que tu perro esté habituado a pasear sin correa en la montaña, y otra distinta muy distinta que lo dejes suelto en medio de una gran ciudad. Por descontado, un perro en un entorno que cuente con otros estímulos (perros, personas, coches) también deberá contar con una buena socialización, sin olvidarnos de una habituación progresiva a los nuevos contextos: ampliar el espacio significa retirar la correa en entornos seguros (por ejemplo, calles con poco tránsito, zonas que no sean peligrosas, etcétera.

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Empatía y confianza mutua con tu perro

Un perro tiene una percepción muy distinta a la nuestra, ¿verdad? Para empezar, ya sabemos que su mundo es más nariz que ojos u oído (o debería serlo). Si somos conscientes de esto, puedes evaluar si realmente tu perro está preparado para pasear sin correa en ese contexto en el que os encontráis ahora. ¿No lo está?, ¡no pasa nada! Seguiremos entrenando en contextos más sencillos. ¿Sí lo está? ¡Perfecto! La vida con perros también es confianza entre los dos: saber qué está listo para hacer o no hacer nuestro colega canino. Ese vínculo que se trabaja todos los días, ya sabes.

Y en esta misma línea, ¡siempre debemos tener en cuenta si está limitado de algún modo! ¿Tu perro es reactivo a bicicletas o patinetes porque tiene un instinto de caza que ya lo querría un lobo? Bueno, ¡quizá haya que ver cómo podemos mejorar la convivencia para él y para todos! En Dog’N’Roll creemos que cada perro es un ser único y puede ser que haya equis contextos en los que no se sienta cómodo o exista mayor riesgo que beneficio. Nuestra responsabilidad: saber que un perro no tiene por qué «pasar por todo» si no hay algo que lo hace imperativo, ¿no crees?

Todo mejora con vínculo, y practicando

Por último, una vez nuestro perro sepa pasear sin correa, no podemos olvidarnos de que se trata de un trabajo diario. ¿Qué queremos decir con esto? Nosotros debemos ser quien gestione ese paseo, también cuando van sueltos; seguir reforzando los mensajes que marcan al can la distancia a la que puede explorar, cómo y cuándo debe acudir a la llamada y de qué forma se relaciona con otros perros y personas con las que nos cruzamos en la calle.

En esta fase, ya pueden empezar a aparecer ejercicios mucho más divertidos para los dos: empieza por despertar emociones en tu perro, no seas, simplemente, ese o esa que sujeta la correa. ¡De ti tiene que salir todo lo molón! Juega, ten un paseo activo donde ocurren cosas y vosotros sois los protagonistas. Permitir que, a ratos, huela y explore hará divertidos todos estos momentos, y, además, puedes aprovechar para ir reforzando la llamada. Trabaja la comunicación y el vínculo y ponte como reto ser mucho más guay que los estímulos del ambiente.


Esta es una entrada antigua de Dog’N’Roll que ha sido revisada y actualizada, en 2021, para Dog Ventura.

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